Yasmina Reza (París, 1959), diva de la dramaturgia francesa que no acepta fotos y limita los encuentros con la prensa para luego borrar su fama de fría y distante mostrándose afable y locuaz, sometió la amistad masculina a una operación a corazón abierto en su furibundo éxito teatral Arte.

Después, Roman Polanski se rindió a su causticidad adaptándole Un dios salvaje, ese intercambio de navajazos verbales entre dos matrimonios (y dentro de cada pareja). En su reciente obra coral, Felices los felices (Anagrama), hurga en las inseguridades y las angustias de 18 personajes que boicotean su felicidad o detestan la ajena.

Ella niega ir con la apisonadora por delante: "Me limito a verter de forma acrítica las observaciones que me procura mi entorno". Ha recibido acusaciones de feminista y de machista, pero lo cierto es que ambos sexos salen escaldados en sus libros, de aquí que asegure que "quizás los detractores de ambos bandos tienen su parte de razón. Cuando escribo soy a la vez un hombre y una mujer, pienso como ambos, jamás tomo partido". Se muestra reticente a establecer diferencias -"hablar de hombres y de mujeres es una tontería, fuera de los rasgos físicos no veo una cualidad masculina que no esté al alcance de ellas"-.

Si se le insiste un poco, acaba otorgando que "nosotras podemos hablar con la misma seriedad, intensidad y concentración de un par de zapatos que del cambio climático o la existencia de Dios; ellos son más cuadriculados, les falta juego de cintura para hablar de cosas intrascendentes con cierta gravedad". Y, pinchándola un extra, añade que "son las mujeres quienes generan el movimiento de las cosas en general, los hombres son más inmovilistas".

Una tipología que Reza conoce bien es la del macho alfa. Siguió de cerca al expresidente Sarkozy durante un año para retratarlo en El alba, la tarde y la noche, y tuvo una relación sentimental con el controvertido economista y político Dominique Strauss-Kahn. ¿Qué distingue al individuo poderoso del resto? "No posee unas cualidades especiales sino capacidades especiales: una cabeza bien amueblada, rapidez, resistencia física y psicológica, precisa pocas horas de sueño, y sabe cómo amortiguar los golpes y sofocar las emociones".

Odile Toscano, un personaje de 'Felices los felices', ante las muestras de afecto que despliega su marido al acostar a sus hijos, medita para sí con rabia: "Antes los hombres partían a la caza del león o a conquistar territorios". ¿Lamenta, madame Reza, una posible decadencia de la masculinidad? "No creo que mostrar ternura a los niños te haga menos hombre, pero digamos que mis fantasías están más del lado del que empuña una lanza montado a caballo que de aquel que empuja un cochecito de bebé".