El sol ya luce con todo su esplendor. La manga corta sustituye a la larga y las playas vuelven a ser escenario de una parte importante de nuestro ocio. En general como médico, nunca me hartaré de explicar que, a poco que observemos unos mínimos hábitos fotosaludables, el «astro rey» tiene unas indudables propiedades y beneficios sobre la salud.

Hoy sin renunciar a esa premisa de que el sol es fuente de vida, como especialista en acné me gustaría hacer unas reflexiones sobre el verano y la incidencia de esta época estival sobre la enfermedad.

La primera observación que me gustaría hacer tiene que ver con una creencia popular sobre la que habría que hacer algunos matices. Me refiero al hecho de que el acné es una enfermedad que mejora en verano.

Aunque la afirmación podríamos decir que es estadísticamente cierta y que, efectivamente, la evolución de las pieles acnéicas en la mayoría de los casos es favorable durante los meses de estío, hay que aclarar que esto no quiere decir, ni mucho menos, que el verano cure esta enfermedad.

De hecho, muchos de los pacientes afectados por acné, al notar una mejoría, quizá fruto de esa creencia errónea de haber derrotado a la enfermedad, descuidan sus hábitos. El resultado es que en otoño, con la caída del sol, se produce un rebrote que, a veces, tiene peores efectos sobre la piel de los pacientes del que observaban antes del comienzo del verano.

En otras palabras, el gran consejo que yo doy a todos mis pacientes cuando llega esta época es que no bajen la guardia. La constancia es fundamental en el tratamiento del acné incluso en los periodos en los que esté nos da una tregua.

Por otra parte, aunque en menor porcentaje, también hay tipos de acné que lejos de presentar una mejoría en verano, por el contrario, empeoran durante estos meses. Evidentemente estos pacientes merecen una atención y tratamiento especial.

Por lo general se trata de pieles que presentan una sensibilización a la sudoración que afecta negativamente al curso de la enfermedad. Con este grupo de pacientes hay incluso que reforzar los tratamientos, enfatizar hábitos como la limpieza e hidratación de la piel y, por supuesto, hacer un seguimiento médico.

Consejos para combatir el acné en verano

- Como decía antes, atender a unos hábitos adecuados de cuidado de la piel en verano puede servir para que evolución del acné sea más leve al llegar el otoño. Además, durante el período estival, por sus particularidades climáticas, deberíamos aumentar nuestra atención sobre determinados aspectos.

- Los tratamientos tópicos «adecuados» también se pueden seguir en esta época. La fototerapia con luces de colores tipo led de distintas longitudes de onda son perfectamente aplicables y nos ayudarán a seguir eliminando las lesiones del acné a reducir los poros y mejorar las marcas y manchas que tenga la piel.

- No deberíamos descuidar nunca la limpieza de la piel con productos adecuados de mañana y de noche. Este hábito es especialmente importante en período estival. Durante el verano sudamos más de lo normal, además, el agua del mar y, sobre todo, el agua de las piscinas por los químicos que contiene, puede incidir negativamente sobre nuestra piel.

- La hidratación de la piel con los productos que nos haya indicado nuestro médico es, si cabe, más importante en esta estación. Durante estos meses deberíamos beber mucha agua.

- Por supuesto, debemos usar filtros solares adecuados antes de exponernos al sol. Esto hará que no nos quememos y que tengamos una piel cuidada y bonita. Por otra parte si pretendemos ponernos morenos, no deberíamos olvidar que un bronceado sano se consigue con una exposición solar paulatina, prudente y siempre con la piel lavada y usando cremas protectoras.

- No deberíamos descuidar nuestra dieta. Hay que procurar que ésta sea sana y equilibrada evitando el abuso de las dos «ches»: chucherías y chocolates, también a través de helados, por ejemplo.

- Hay que tener cuidado con la toma de medicamentos. Algunos son fototóxicos y pueden manchar la piel con la exposición solar (algunos antinflamatorios o antibióticos).

En definitiva, hay que disfrutar de las vacaciones y del sol pero de forma adecuada: sin olvidar que en verano también tenemos que seguir cuidándonos.