Ante un problema de retención de líquidos, lo primero que hay que controlar es la alimentación. Es básico reducir el consumo de sal y aumentar el de potasio que se encuentra en frutas y verduras, y mantiene el equilibrio hídrico del organismo.

Para evitar retenciones se debe:

1. Beber dos litros de líquido al día, siendo el té verde un gran aliado porque es un diurético natural; así como las infusiones de cola de caballo e hinojo y poniendo especial cuidado en algunas agua minerales que tienen un alto contenido en sodio, es decir, sal.

2. Llevar una dieta baja en sal, olvidando los embutidos, los quesos, las conservas, los frutos secos y las palomitas.

3. Hay que comer alimentos diuréticos como la piña, melón, sandía, perejil, nísperos, berenjena, calabacín, cebolla, pera, manzana, apio, jengibre o alcachofas.

4. La dieta debe de tener suficientes proteínas porque cuando faltan, se reduce la producción de albúmina y se acumula líquido entre los tejidos.

5. Los complementos nutricionales ayudan a drenar, siendo muy recomendables para esta afección el potasio, el magnesio, el té verde, el Ginko Boloba, el castaño de indias, las antocianidinas, extracto de corteza de pino o de pepitas de uva.

Tratamientos estéticos

En estos momentos son muchos los tratamientos para combatir la retención de líquidos, como la presoterapia, las ondas de choque, las ondas electromagnéticas o la vacumterapia.

En medicina estética se suele usar la técnica de mesoterapia, en la que se inyectan principios activos como la alcachofa, hammamelis, arcina, belladona, echinacea, caléndula y meliloto que funcionan muy bien para eliminar el exceso de líquidos.

Por otra parte, el método Vodder es el más utilizado, en el que se realiza un drenaje linfático manual. Comienza con un movimiento de llamada o evacuación para conseguir la apertura de las vías linfáticas en los lugares donde se acumulan mayor número de ganglios linfáticos, se continúa con presiones lentas y rítmicas en sentido ascendente por todo el cuerpo para conducir la linfa hacia las principales vías linfáticas y facilitar allí su evacuación mediante un movimiento de captación o de reabsorción.

Este tratamiento favorece el retorno venoso y linfático y promueve la relajación para una mejora general del bienestar y, de los problemas de retención de líquidos y circulatorios.