En España, hay más de 9 millones de mujeres mayores de 50 años, pero la llamada 'edad de Oro' de hoy no es la misma que la de años atrás. Ahora es una mujer rebosante de vitalidad, que se siente más joven de lo que es, en la flor de la vida, segura de sí misma, serena, intuitiva e independiente. Pero cuya piel no tiene las mismas necesidades que hace diez años.

"Porque 51 años es la edad media de la menopausia. Los cambios hormonales y el descenso de estrógenos hacen que la piel experimente un adelgazamiento de sus capas cutáneas y el desequilibrio de la función protectora de la barrera lipídica reduciendo su resistencia. Su capacidad de mantenerse hidratada disminuye, por lo que tiende a parecer más seca y apagada, además de perder elasticidad, tonicidad y firmeza", explica Mabel Rodríguez, Formadora Oficial de Weleda España, que nos ha dado las claves que influyen en el aspecto de la piel madura:

1. Ciclo de renovación celular más lento. Nacen menos células y la superficie de la piel se hace más rugosa. Mientras que, paradójicamente, la capa que se encuentra directamente bajo la capa córnea se hace más fina.

2. Alteraciones en la queratina, la proteína que cubre las células de la capa córnea. La piel pierde capacidad de retener el agua de su interior y se deshidrata fácilmente.

3. Se producen menos melanocitos y la piel se torna más pálida. Además, el funcionamiento de los mismos se vuelve errático, o trabajan en exceso y aparecen manchas oscuras, o se paran y salen manchas blancas.

4. Se debilita la capa que conecta la dermis con la epidermis, la unión dermoepidérmica que permite el paso de nutrientes de una a otra. De joven, es ondulada, pero se va aplanando y pierde extensión. Al hacerse más corta, llegan menos nutrientes a la epidermis.

5. Disminuye la cantidad y calidad de colágeno, elastina y glucosaminoglicanos. La piel pierde elasticidad y fuerza.

6. Disminuye el número de glándulas sebáceas y la producción de sebo. La piel se vuelve más seca.