París insiste en marcar el ritmo del diseño mundial en el inicio de una Semana de la Moda singular que arranca este lunes en un maratón de nueve días: hasta ochenta marcas mostrarán sus colecciones primavera-verano 2018, con especial atención al cambio de tronos de algunos creadores.

Resulta curioso que en esta ocasión la muestra empiece un lunes -tradicionalmente comienzan los martes- únicamente con el show de Jacquemus, del diseñador francés Simon Porte, en un intento quizás de la propia moda francesa de destacar la figura de quien se ha convertido en su "niño bonito" con tan solo 26 años.

Su desfile -presentado habitualmente los martes a las siete de la tarde- se veía siempre eclipsado por el de Saint Laurent, habitual plato fuerte de la primera jornada, que comenzaba una hora más tarde. Ahora ya nadie podrá decir que no siguen las propuestas de Jacquemus por problemas de agenda.

Saint Laurent sigue instalado en su horario nocturno y en esta ocasión se espera un espectáculo por todo lo alto, pues la "maison" ha escogido como telón de fondo la Plaza del Trocadero, frente a la emblemática Torre Eiffel, a última hora del martes.

El desfile se produce en un momento clave para una de las marcas más simbólicas de Francia: el cofundador de la firma y antigua pareja de Yves Saint Laurent, Pierre Bergé, falleció hace tan solo dos semanas.

Además, uno de sus proyectos más anhelados, la apertura del Museo Yves Saint Laurent en París y Marraquech (Marruecos) llegará por fin el próximo 3 de octubre, tras un año de obras y preparativos.

Así, el arranque de esta Semana se anuncia especialmente enérgico, aunque la tensión no bajará con una larga sucesión de grandes nombres: Christian Dior, Rochas, Chloé, Balmain, Isabel Marant, Loewe, Elie Saab, Balenciaga, Céline y Chanel y Louis Vuitton para cerrar las jornadas por todo lo alto.

Uno de los puntos más atractivos del calendario será la llegada de algunas conocidas firmas de la moda neoyorquina, como Lacoste, Altuzarra o Thom Browne, que han decidido seguir los pasos de Proenza Schouler y Rodarte, que se incorporaron en julio a la pasarela de París en el marco de la alta costura.

La intención no es otra que obtener más visibilidad tratando de ser uno más entre las afamadas casas que se muestran en la capital francesa, líder indiscutible de la moda, muy a pesar de Nueva York, Milán o Londres, que intentan cada año arrebatarle el trono.

En paralelo, habrá que permanecer atentos a los acelerados cambios de dirección que toman algunas "maisons" como Carven, a la que se ha incorporado el antiguo modista de Dior Serge Ruffieux, o Lanvin, donde Olivier Lapidus será el sustituto de la francesa Bouchra Jarrar que tan solo duró un año al frente de la firma.

Richard René toma las riendas de Guy Laroche, mientras que la que fuera el brazo derecho de Nicolas Ghesquière en Louis Vuitton, Natacha Ramsay-Levi, se estrena como directora creativa de Chloé, huérfana tras el adiós de la británica Clare Waight Keller.

A su vez, esta se ha pasado a Givenchy, cuyo diseño había quedado intrínsecamente asociado al italiano Riccardo Tisci que dejó la casa después de doce años, entre rumores de un posible fichaje por Versace.

Fuera del calendario oficial ha quedado el desfile de L'Oréal que tendrá lugar en la avenida de los Campos Elíseos este domingo, aunque bendecido por la Federación de la Alta Costura y de la Moda y con el apoyo del Ayuntamiento de París, que promete ser uno de los grandes momentos de la semana.

La firma de cosméticos presentará las nuevas tendencias de peluquería y maquillaje para la próxima temporada junto a los looks de colecciones prêt-à-porter de marcas como Balmain, Isabel Marant o Courrèges, en una prueba de que estas dos formas de arte están irremediablemente unidas.

Sobre una pasarela de 60 metros y ante miles de espectadores y 600 invitados VIP, se descubrirán hasta 70 nuevos looks creados gracias al trabajo de 30 maquilladores y 30 peluqueros, en un espectáculo que será retransmitido a través de dos grandes pantallas situadas en la avenida