Llega el verano y la radiación solar es mucho más intensa que en otras épocas del año, lo cual sumado al tiempo que vamos a pasar en la playa o las piscinas, hace que el sol pueda suponer un problema para la salud de nuestros ojos.

La radiación solar debe ser tomada con precaución, puesto que abusar de ella o tomarla en exceso sin las medidas de protección adecuadas puede ocasionarnos problemas muy importantes del tipo de quemaduras, melanomas o cánceres de piel, los cuales pueden comprometer incluso nuestra vida.

En el caso de los ojos no es menor el peligro que podemos correr si abusamos de la horas de exposición solar. No se trata de dramatizar las situaciones, todas deben ser tomadas en su justa medida, pero una gafa de sol para aquellas personas especialmente con ojos claros, ni que decir tiene en el caso de personas albinas o especialmente fotosensibles, va a ser algo sumamente útil.

Pero una gafa de sol no es un cristal tintado sin más, sino que tiene que cumplir una finalidad básica que es filtrar la radiación ultravioleta de forma correcta, evitando la radiación solar que realmente es nociva. Por ello, los cristales de las gafas deben seguir un control estricto y encontrarse homologados por la normativa vigente.

Eso lleva emparejado que, a la hora de elegir una gafa de sol, no debamos tener en cuenta solamente el modelo más o menos a nuestro gusto, sino que debe ser una gafa que reúna las condiciones que nosotros necesitamos, las cuales variarán de acuerdo a la situación en que las vayamos a utilizar.

Así, no será lo mismo emplear una gafa de sol para la playa, que una gafa de sol para esquiar en la nieve, pues no olvidemos que en la nieve la radiación solar también es mucho más peligrosa, tanto por la altura a la que nos encontramos, donde hay un menor filtro de dichas radiaciones, como por el efecto multiplicador de espejo que hace la nieve con la luz del sol.

Por ello, debemos saber que existen distintos tipos de cristales que están indicados para cada situación en concreto, de acuerdo a nuestras necesidades.

Igualmente, en los niños también puede ser útil el empleo de algún tipo de gafa de sol, pero en este caso, salvo situaciones excepcionales, no debe ser demasiado oscura, pues existen situaciones como algunos tipos de estrabismos latentes, que en los niños pueden descompensarse cuando el filtro empleado es demasiado oscuro.

Así mismo, debemos tener en cuenta que los niños son los que más tiempo pasan expuestos al aire libre, por lo que especialmente en aquellos niños con los ojos muy claros, puede ser una buena alternativa el poder mitigar en cierta medida esa radiación solar.

Y una vez que tenemos claro que la gafa de sol es un elemento que puede ser muy útil para el bienestar de nuestros ojos y para nuestra salud visual, ¿quién puede aconsejarnos sobre qué tipo de gafa emplear?

Evidentemente, en ocasiones el oftalmólogo será quién establezca la indicación médica de su empleo, pero no olvidemos que los profesionales de optometría, los ópticos son las personas que han dedicado unos años de estudio a estos y otros temas relacionados con la optometría y los cristales para nuestras gafas, por lo cual son las personas más indicadas a la hora de aconsejarnos sobre qué tipo de cristal o de gafa de sol es la más adecuada en nuestro caso.

Desde luego, nunca debemos recurrir a comprar una gafa en los llamados «top manta», pues si bien nos puede atraer la oferta o el modelo de gafa, en muchas ocasiones los cristales no son cristales homologados, sino que son meros cristales tintados que pueden perjudicarnos más que ayudarnos.

Ni que decir tiene que si ya recabamos el consejo del vendedor a la hora del tipo de cristal o modelo de gafa a emplear, desde luego debemos solicitar una atención de expertos en el tema, que nos aconsejen con criterios profesionales y científicos, lo cual es muy difícil que encontremos en sitios que no sean centros ópticos.

Por lo tanto y como resumen, nunca debemos comprar una gafa de sol sin el adecuado consejo de un experto, y nadie mejor que el óptico para aconsejarnos en estos temas. Una vez que el cristal sea el adecuado, ya entrará en juego nuestro criterio para decidir qué modelo de gafa puede gustarnos más o menos, pero sabiendo previamente que tenemos una garantía de eficacia en sus resultados.

La optometría debe ir siempre de la mano de la oftalmología, tanto ópticos como oftalmólogos deben ir juntos, pues ambos tienen mucho que aprender y enseñarse mutuamente y cuando existe una buena sintonía, conseguiremos que los pacientes tengan una adecuada salud visual, que es el objetivo que todos debemos pretender.