Comenzar una dieta para perder esos kilos de más es un plan que normalmente nos ronda por la cabeza, pero que muchas veces se queda en el tintero por pereza y por falta de determinación. Lo más común es encontrar diversas excusas, relacionadas con la falta de tiempo y el miedo a la ansiedad y al hambre, que hacen que ni siquiera hagamos el intento de comer bien. En adelante, se muestra una recopilación de las excusas más comunes que impiden que nos pongamos a régimen, acompañados de trucos y consejos para combatirlas eficazmente:

"No me pongo a dieta porque enseguida me entra ansiedad y me puede el picoteo"

Lo ideal es seguir pautas para prevenir la ansiedad, como realizar cinco o seis comidas diarias o distraer la mente en otras actividades cuando surja el hambre entre horas, así como ponerse en manos de un nutricionista o utilizar complementos para combatir esta molestia sensación.

"No me gustan las frutas ni las verduras"

Para algunos, las frutas y los vegetales son insípidos y aburridos, pero lo cierto es que pueden ser muy sabrosos, si sabemos cuáles comer y cómo prepararlos. Para ello, hay que probar diferentes formas de preparación, como en sopas, purés, macedonias o de guarnición, eligiendo frutas que nunca se hayan probado y recordando que no tienen que gustarnos todos los vegetales y frutas, sino sólo algunos.

"No me gusta cocinar, no tengo tiempo y si me pongo a dieta tengo que cocinar el doble porque tengo que hacer mi comida y la de los demás de la casa

"

En primer lugar, hay que ver si el resto de la familia está siguiendo un tipo de dieta saludable, porque es muy probable que se compartan hábitos, y quizá a todos los miembros de la familia (pareja o hijos mayores) les convenga comer igual.

Si por el contrario la decisión es individual, hay que cuidar las técnicas culinarias y los añadidos a ciertos platos. Por ejemplo, se pueden servir separadas las salsas de pescados y carnes, o cocinar aparte los alimentos más grasos para que el resto de la familia pueda servirse si lo desea.

Además, la comida sana no demanda gran pericia: se pueden usar como base frutas y vegetales frescos, que no requieren demasiada preparación, o realizar técnicas de cocción sencillas, utilizar platos precocidos

o comer fuera eligiendo platos saludables. Para ver ejemplos de comidas sanas y sencillas de preparar, se puede consultar www.dietachannel.com.

Además, acudiendo a un nutricionista para que describa al menos un menú semanal, se ahorra mucho tiempo en dudas de qué comer y sólo habrá que comprar los productos necesarios. También es muy práctico dedicar algún tiempo del fin de semana a preparar algunos platos, que pueden congelarse e ir comiéndose durante la

semana.

"No tengo tiempo para realizar ejercicio".

La falta de tiempo es un obstáculo común, pero puede solucionarse. Preguntémonos cuánto vemos la televisión o pasamos conectados a internet para después definir prioridades. Levantarse antes de lo acostumbrado para realizar una breve caminata, usar las escaleras en lugar del ascensor, desarrollar una rutina de gimnasia en casa o hacer deporte con algún amigo puede hacer más ameno y fácil el ponerse en forma.

"Las dietas son un cuento, ninguna me funciona, ni tengo confianza en ellas"

Para mucha gente, bajar de peso es uno de los desafíos más difíciles, y las malas experiencias pasadas, posiblemente por haberse enfrentado sin ayuda de un especialista en nutrición a un régimen, es la mejor excusa para no volver a intentarlo. Sin embargo, es importante pensar que perder peso es algo positivo, evitando obsesionarse y, por el contrario, planteándose expectativas realistas y luchando, de la mano de un nutricionista, contra los obstáculos experimentados en intentos anteriores.

"No puedo desayunar y los nutricionistas dicen que debo hacerlo".

No realizar un desayuno completo y saludable es uno de los principales motivos de sobrepeso y obesidad. Por lo tanto, cuando alguien dice que nunca desayuna porque no le da tiempo o no le apetece ya está infringiendo una primera regla básica dentro de una dieta saludable. La solución es dedicarle entre 10 y 15 minutos a esta primera comida todos los días, y en su caso, empezar por acostumbrarse a ingerir los alimentos requeridos poco a poco. El desayuno es una cuestión de costumbre y educación nutricional y, una vez adquirido el buen hábito, nunca saldremos de casa sin un desayuno completo.

"No soy capaz de cenar ligero, es cuando más hambre tengo, no puedo privarme de una buena cena"

Es importante no saltarse ninguna comida de las que establezcamos durante el día, y la cena debe de ser como mínimo la cuarta o quinta comida del día sin excepción. Si llegamos con demasiada hambre a la cena es seguramente porque nos habremos saltado alguna de las comidas establecidas del día, por ejemplo el desayuno o la merienda.

"Si empiezo con una dieta no voy bien al baño".

Al empezar una dieta, en ocasiones podemos tardar en ir al baño con facilidad o diariamente, pero este efecto no suele durar más de 4 o 5 días. Durante ese periodo, el cambio de alimentación motiva también un cambio en nuestra flora intestinal, que sin duda mejorará con una nueva alimentación saludable y recomendada por un nutricionista, por lo que sólo es un pequeño inconveniente de cara a lograr un beneficio a largo plazo.

Conclusiones

Más allá de excusas y consejos, los expertos en la materia aconsejan siempre llevar un estilo de vida saludable con una alimentación equilibrada, practicar deporte, evitar el sobrepeso y realizarse un control profesional de los niveles de grasa abdominal para prevenir las enfermedades cardiovasculares.