Ejercitarse intelectualmente, hacer diariamente ejercicio físico, mantener las relaciones sociales y seguir la dieta mediterránea ayuda a no perder la memoria, especialmente cuando se llega a la vejez. Y es que, diversos estudios han mostrado que entre el 30 y el 50 por ciento de los mayores de 65 años sufren olvidos cotidianos como, por ejemplo, los nombres de personas.

No obstante, esta pérdida de memoria también afecta a la población más joven. De hecho, las investigaciones señalan que al menos una de cada cuatro personas de entre 25 años y 35 años está preocupada por "olvidos inexplicables". Un porcentaje que asciende al 35 por ciento en las personas de más de 40 años.

Así lo ha explicado a Europa Press la neuropsicóloga Gema Mejuto quien participa en un taller de memoria organizado por la Fundación Vianorte-Laguna en el Hospital Centro de Cuidados Laguna de Madrid y que tiene como objetivo ayudar a las personas a mantener la memoria activa.

Al llegar a una cierta edad las conexiones neuronales se van debilitando provocando que "ciertas partes del cerebro" se vayan desconectando y produzcan la aparición de ciertos tipos de demencia que, en muchas ocasiones, conllevan una pérdida de memoria.

Entre los olvidos más frecuentes se encuentran la llamada 'punta de lengua' que es cuando no salen las palabras más comunes --le ocurre a casi el 94% de los mayores--, el olvido de los nombres de personas --al 94%--, las dificultades para aprender una nueva habilidad --76%-- o cuando no se recuerda de lo que se acaba de decir --76%--.

Ahora bien, según ha explicado Mejuto, estos olvidos comienzan a ser preocupantes cuando se convierten en habituales y duran más de seis meses. En estos casos, la experta ha recomendado que, además de acudir a talleres como el que organiza la Fundación, el afectado vaya a un médico para que le realice un diagnóstico.

Por todo ello, la neuropsicóloga ha insistido en la necesidad de que, sobre todo, las personas mayores de 65 años realicen ejercicios intelectuales que refuercen la memoria y, por tanto, las conexiones neuronales y que, además, se entrenen físicamente dado que este ejercicio tiene repercusiones "muy positivas en el funcionamiento cerebral".

Además, Mejuto ha subrayado la importancia que tienen las relaciones sociales recordando que las sociedades "más abiertas" tienen menos problemas de demencia y ha insistido en los beneficios que aporta al cerebro la dieta mediterránea basada en el pescado azul, en las frutas y en las verduras.