La dieta mediterránea, suplementada con aceite de oliva extra virgen o frutos secos, es capaz de reducir un 30% el riesgo de infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular. Ésta es la principal conclusión obtenida por un amplio grupo de investigadores españoles tras casi diez años de trabajo.

El estudio, denominado Predimed y publicado en la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine, arrancó en el año 2003 gracias a la financiación del Instituto de Salud Carlos III, organismo dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad.

Predimed corrobora que los hábitos de vida son importantísimos y que la alimentación inadecuada debe ser incluida en las guías internacionales entre los factores de riesgo cardiovascular. La singularidad del último estudio radica en que se trata de la mayor investigación de esta naturaleza llevada a cabo en España: recoge datos de casi 7.500 personas.

El estudio ha contado con una financiación total cercana a los ocho millones de euros y es complementario a otro estudio publicado recientemente, el Enrica, que también versa sobre nutrición y riesgo cardiovascular en España y que proporciona datos valiosos sobre factores ligados al estilo de vida como el consumo de tabaco, la actividad física y la alimentación.

De esta forma, los expertos han comprobado que una intervención con una dieta mediterránea tradicional suplementada con aceite de oliva virgen extra y frutos secos reduce en un 30% la incidencia de muerte de causa cardiovascular, infarto de miocardio y accidente vascular cerebral.

La investigación ha reflejado que las personas que consumen una dieta mediterránea complementada con aceite de oliva virgen extra y frutos secos disminuyen su índice de masa corporal y el perímetro de la cintura.

Asimismo, el estudio ha mostrado que las nueces son un elemento esencial en esta dieta ya que consigue reducir en un 49% el riesgo de padecer ictus en comparación con una dieta baja en grasa.