Cada vez está más demostrado. La falta de sueño afecta a nuestra vida diaria. Y también a nuestra salud futura. Existen múltiples consecuencias, tanto en el plano físico como psicológico, de dormir poco o mal. Te explicamos los efectos de un mal sueño y te damos algunas pautas para un descanso efectivo.

Ocho horas de sueño. Eso es lo que recomiendan los especialistas en medicina del sueño, una premisa que no todo el mundo cumple. Y se nota. En primer lugar, la irritabilidad, el estrés y el pesimismo son las primeras consecuencias palpables en el día a día de la falta de sueño. La capacidad de memoria y de recordar también se ven seriamente mermadas. La capacidad de concentración, en definitiva, se resiente y afecta a nuestra capacidad laboral y personal.

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Pero también hay efectos a largo plazo, más desconocidos y probablemente más peligrosos. Trastornos de tipo gastrointestinal, como el dolor en la parte alta del abdomen, se unen a otros riesgos asociados, como obesidad y diabetes. En la esfera mental, las posibilidades de sufrir problemas depresivos y otros trastornos, en especial relacionados con la ansiedad, se incrementan.

Para mejorar nuestro sueño, existen una serie de consejos. Pautas que mejoran la calidad del mismo y que conviene aplicar en el día a día.

Ante todo, es primordial seguir, en la medida que sea posible, unos horarios regulares para ir a la cama y levantarse a la mañana siguiente. Tampoco se deben consumir antes bebidas estimulantes, como té, café y alcohol. El ambiente del cuarto debe ser propicio. No debe haber demasiado calor pero tampoco existir corrientes de aire, por lo que se suele recomendar no dormir con la ventana abierta.

En la cama, pese a que se trata de una costumbre muy extendida, no es conveniente leer o utilizar dispositivos electrónicos como tabletas u ordenadores portátiles, ya que se activa de nuevo el cerebro, impidiendo la relajación previa necesaria para conciliar el sueño.

Asimismo, no se debe practicar deporte o cenar de forma copiosa justo antes de irse a la cama. En este último sentido, las infusiones de manzanilla y de valeriana también son recomendables si se desea tener un sueño placentero.