La enfermedad celíaca es la intolerancia permanente al gluten, la proteína presente en trigo, cebada y centeno que presentan individuos predispuestos genéticamente y que puede manifestarse a cualquier edad a través de síntomas muy variables como diarrea crónica, astenia, distensión abdominal, irritabilidad o abortos de repetición entre otros muchos.

La enfermedad celíaca es un desorden sistémico con base inmunológica causado por la ingesta de gluten y otras proteínas similares. El gluten es la principal proteína que contienen cereales como trigo, cebada, centeno y, aunque con menor evidencia, la avena y los híbridos de estos cereales y derivados como la harina o el almidón.

Además de la enfermedad celíaca se han relacionado con el consumo de gluten otros trastornos como la alergia al trigo, la dermatitis herpetiforme, la neuropatía periférica o la sensibilidad al gluten no celíaca.

Según explica a Infosalus la doctora Isabel Polanco, catedrática de Pediatría y especialista en Aparato Digestivo, autora de 'Vivir bien sin gluten' (Salsa Books, 2014), una excelente y completa guía sobre la enfermedad celíaca, "se trata de una enfermedad camaleónica debido a los múltiples síntomas clínicos con que puede expresarse, lo que hace necesario mantener alto el índice de sospecha para su diagnóstico".

La prueba diagnóstica considerada el patrón de oro, es la biopsia intestinal que toma una muestra del duodeno-yeyuno donde se expresa la enteropatía. Una historia clínica detenida junto con un examen físico cuidadoso permite sospechar la existencia de la enfermedad. Para confirmar la sospecha, se determinan los marcadores séricos específicos y, cuando son positivos, se practica la biopsia intestinal.

La biopsia intestinal es una prueba relativamente poco invasiva ya que se realiza en menos de 3 minutos bajo sedación y es la única forma en la que la sospecha clínica de enfermedad celíaca se puede confirmar. El estudio genético puede descartar la existencia de enfermedad celíaca ya que solo las personas con el gen del HLA (siglas del inglés 'Human Leukocyte Antigen') en sus variantes DQ2 y DQ8 pueden expresarla, si bien solo un 3% del 30% de la población portadora desarrollará la enfermedad a lo largo de su vida.

"La enfermedad celíaca está totalmente infradiagnosticada, por cada caso diagnosticado quedan sin hacerlo 6 ó 7", señala de forma contundente la doctora Polanco. En España se calcula que podrían existir alrededor de un millón de celiacos y sólo un 10% está diagnosticado. Las consecuencias entre la población no diagnosticada podrían ser, entre otras, anemia, osteopenia, osteoporosis o fracturas.

Aunque la enfermedad celíaca produce síntomas digestivos como los que se presentan en el síndrome de intestino irritable u otras alteraciones del aparato digestivo, lo cierto es cada vez se sabe más de esta patología cuyos síntomas van más allá del aparato digestivo para afectar de muy diversas maneras al paciente.

Sobre la enfermedad celíaca, la doctora Polanco señala que una vez diagnosticada, la persona puede recuperar la salud siguiendo una dieta sin gluten indefinidamente, el único tratamiento actual para la enfermedad, que garantiza una buena calidad de vida.

Sobre la cada vez mayor identificación de casos asociados a una posible mayor sensibilidad al gluten que sin embargo no se corresponden con la enfermedad celíaca, Isabel Polanco apunta que aún está por confirmar que dicha sensibilidad no celíaca sea al gluten o a algún otro compuesto presente en los cereales.

Ante la 'fobia' al gluten que parece haberse extendido en cierta medida entre la población, y el consecuente rechazo a los productos con esta proteína, Polanco señala que "no debe retirarse el gluten de la dieta sin un diagnóstico y sin asesoramiento médico ya que se podría enmascarar la enfermedad y favorecer dietas carenciales, además de ser una medida innecesaria cuando en realidad puede que no exista tal enfermedad".

Para Polanco, se puede vivir bien sin gluten pero cuando alguien lo hace por su cuenta se hacen dietas carenciales y desequilibradas que sí pueden suponer un peligro. "Hay que reservar los productos manufacturados sin gluten para ocasiones ya que son caros y, en muchos casos, contienen un exceso de grasas o proteínas o azúcares", explica la especialista, para quien es posible seguir una dieta sin gluten, variada y equilibrada, basada en productos naturales que no lo contengan.

La autora destaca la gran importancia de la colaboración desinteresada de las asociaciones de celíacos y de la FACE, que ofrecen a padres y pacientes información y asesoramiento sobre cómo llevar a cabo una dieta correcta y facilitan una mejor comprensión de la enfermedad.

Falsos mitos y problemas de las dietas sin gluten

Entre las falsas creencias que Polanco señala que existen entre la población sobre la enfermedad celíaca están:

- Creer que una persona obesa no puede ser celíaca y que es una enfermedad propia de personas delgadas que solo se padece en la infancia.

- Que los síntomas sólo se refieren al sistema digestivo, cuando pueden aparecer en otros aparatos, sistemas y órganos del cuerpo.

- Que el gluten sólo se encuentra en los alimentos cuando en realidad está en productos como excipiente en los que no imaginaríamos su presencia como barras de labios, pasta de dientes o medicamentos.

Además, seguir una dieta sin gluten, cuando es poco equilibrada o no estricta, puede conllevar algunos problemas:

- La contaminación cruzada con otros alimentos y cereales que contienen gluten.

- El estreñimiento asociado al no existir residuos procedentes de los cereales si no se toman más frutas y verduras.

- Problemas psicológicos al no querer decir que son celíacos para que no les tachen de diferentes.

Factor psicológico para afrontar la celiaquía

El apoyo de la familia, la escuela, la pareja y los servicios de salud y las asociaciones de celíacos es fundamental para el cumplimiento de la dieta sin gluten y para la calidad de vida del celíaco, cuya intolerancia al gluten es permanente.

Desde el punto de vista psicológico la persona celiaca no es diferente al resto de la población pero la información escasa, las dificultades para realizar correctamente la dieta o la falta de apoyo de la sociedad, pueden dar lugar a que algunos pacientes se sientan ansiosos y deprimidos .

"De alguna forma se sienten diferentes porque deben de informar de que no toman gluten y en ocasiones tienen que escuchar reprimendas del médico por no seguir bien la dieta pero hay que ser conscientes de que el paciente no es el culpable de su enfermedad", concluye la experta.