El ritmo de vida, el estrés, las tareas de casa? Las ocupaciones que cada uno tenemos hacen que en muchas ocasiones no descansemos lo suficiente. Los problemas para conciliar el sueño en personas adultas son más habituales de lo que pensamos, especialmente en aquellas que trabajan a turnos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dormir entre 7 y 8 horas al día para mantener un estado óptimo a nivel físico y emocional, aunque la cantidad puede variar en función de las necesidades del individuo. Lo importante es saber si hemos descansado lo suficiente y cuándo necesitamos dormir más. Recuerda que la deuda o falta de sueño nunca se recupera y se va incrementando con el tiempo.

Además de irritabilidad, mal humor, cansancio o fatiga, y sensación de tristeza, dormir menos de seis horas puede tener otras repercusiones más graves para nuestro organismo.

Problemas de concentración y de memoria

El sueño limpia la memoria a corto plazo y deja espacio en nuestro cerebro para asimilar nueva información. Está demostrado que una noche sin dormir reduce en cerca de un 40% la capacidad de asimilar conocimientos. Además, la persona pierde capacidad de concentración, se vuelve más lenta y menos precisa. Todo ello puede desembocar en alteraciones del habla, y dificultades de aprendizaje y resolución de problemas.

La capacidad de concentración se resiente si hemos dormido poco. Foto: Getty

Favorece la diabetes y la obesidad

Si no dormimos lo suficiente, nuestro cuerpo tendrá problemas para procesar la glucosa, por lo que los niveles de azúcar en sangre pueden aumentar y favorecer la aparición de diabetes. Dormir poco impulsa la producción de la llamada hormona del hambre, la grelina, lo que provoca un aumento del apetito y predispone a comer productos poco saludables con elevada cantidad de calorías.

Enfermedades cardiacas y respiratorias

La falta de sueño hace que baje la temperatura corporal basal, que entre otras cosas es responsable de la constancia del ritmo cardiaco. Por ello, dormir poco puede provocar arritmias o paradas cardiorrespiratorias nocturnas (apnea del sueño). Una persona con apnea tiene el doble de probabilidades de morir durante los siguientes 10 años que un individuo sano.

Además, dormir poco eleva la presión arterial y favorece la obstrucción de las arterias, con el consiguiente riesgo de infarto. Un estudio publicado en la revista European Heart Journal concluyó que quienes dormían seis horas o menos tenían un 48% más de riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca.

Los enfermos de apnea deben dormir con mascarilla de oxígeno. Foto: Getty

Aumenta el riesgo de cáncer

Según una investigación de la Sociedad Americana del Cáncer, dormir menos de seis horas incrementa el riesgo de sufrir pólipos colorrectales, que con el tiempo pueden transformarse en tumores malignos. Este trabajo también relaciona la falta de sueño con el cáncer de mama.

Daños en los huesos

Los huesos también se resienten por la falta de sueño. En un experimento con ratones, el Colegio Médico de Wisconsin (EEUU) descubrió que la privación de sueño reduce la densidad mineral de los huesos y la médula ósea. Esto puede desembocar en osteoporosis, una enfermedad de los huesos que eleva el riesgo de fracturas.

La falta de sueño puede causar osteoporosis. Foto: Getty

Más probabilidades de tener un accidente

Dormir menos de seis horas triplica la probabilidad de tener un accidente de tráfico, según la Fundación Nacional del Sueño. Al cansancio que provoca una mala noche se unen la pérdida de reflejos y la falta de coordinación ocular. Por lo tanto, mejor no ponernos al volante si no hemos dormido lo suficiente

Riesgo de derrame cerebral

Dormir ayuda a liberar de toxinas nuestro cerebro. Un estudio de investigadores finlandeses, publicado en la revista 'Sleep', descubrió que dormir poco provoca la pérdida de tejido cerebral. Con el paso del tiempo, esto puede causar un derrame cerebral. También se eleva el riesgo de accidente cerebrovascular.