Las amígdalas hay que operarlas cuando hay infecciones recurrentes en la garganta o existe apnea obstructiva del sueño, tal y como han informado expertos del Hospital de Manises (Valencia), quien ha recordado que la amigdalitis es una de las enfermedades más comunes durante la infancia y la que "más preocupa" a los padres.

Se trata de una inflamación de las amígdalas provocada por alguna bacteria o virus y constituye una de las principales causas de consulta otorrinolaringológica que afectan a los más pequeños de la casa. Aunque en la mayoría de las ocasiones las infecciones son leves y sólo requieren tomar abundantes líquidos o hacer gárgaras con antiséticos suaves, en otras ocasiones sí necesitan ser intervenidas quirúrgicamente.

De hecho, hace algunos años, la operación de anginas era muy frecuente entre los niños, y al menor indicio de inflamación, se optaba por la operación. Posteriormente, muchos especialistas recomendaron evitar la intervención quirúrgica para preservar el desarrollo del sistema inmunológico y de anticuerpos en los niños. Hoy en día, la operación de amígdalas en los más pequeños, se delimitan a casos muy específicos, como por ejemplo, que se produzcan problemas en la respiración o auditivos que puedan tener riesgo de secuelas en los pacientes.

"Es muy común que los niños, sobre todo los menores de tres años, padezcan anginas, algo que no debe preocupar a los padres ya que el hecho de que los niños sufran este tipo de infecciones sin excesiva gravedad, no es solo algo normal, sino que contribuye a generar las defensas necesarias para que le protejan el resto de la vida", ha comentado la Otorrinolaringóloga, Begoña Beaus.

Ahora bien, la doctora ha subrayado la importancia de respetar el calendario de vacunas y seguir las indicaciones de tratamiento que mande el pediatra. En este sentido, ha comentado que a partir de los 3 años si no disminuyen los episodios de anginas hay que acudir a un especialista para que determine si requiere de un tratamiento especial.

"Este tipo de dolencias también suelen presentar algunas dificultades respiratorias que provocan que los pequeños ronquen por las noches. Un cierto grado de ruido durante el sueño puede considerarse normal, si tenemos en cuenta que la vía respiratoria es más estrecha y la cantidad de moco mayor que en los adultos, por lo que, si no es algo muy exagerado, no tenemos porqué alertarnos", ha comentado la especialista. Así, prosigue, en el caso de que la dificultad respiratoria sea ruidosa y permanente es importante informarlo al pediatra ya que puede derivar en apnea obstructiva del sueño. De hecho, es conveniente grabar al niño durante el sueño para que el especialista pueda hacer una valoración de si la respiración del niño supone un riesgo para su salud.

También es "muy probable" que, a causa de las alteraciones en las amígdalas, los padres detecten que su hijo no oye bien y, por lo tanto, se preocupen. "La afectación del oído no es frecuente y se resuelve totalmente tras pasar el catarro; y además, esta disminución del oído no afectará al desarrollo del lenguaje y al aprendizaje del niño. Si creemos que el problema persiste, hay que consultar al especialista para que determine las causas y descarte problemas de sordera permanente y alteraciones de desarrollo psicomotor", ha argumentado la especialista en Otorrinolaringología.

¿En qué casos el otorrino decide aplicar un tratamiento quirúrgico?

En concreto, hay ciertos casos en que la amigdalitis necesita un tratamiento quirúrgico que determinará el otorrinolaringólogo. Los especialistas en la actualidad limitan la intervención sobre amígdalas a dos situaciones bien delimitadas: las infecciones recurrentes de garganta y la existencia de apnea obstructiva del sueño.

En el primero de los casos, el niño debe haber tenido al menos seis infecciones a lo largo de un año durante dos años consecutivos. En el segundo caso, se trata de la obstrucción de la vía aérea durante el sueño que condiciona una disminución de la ventilación, con paradas de la respiración mientras se duerme y somnolencia durante el día.

"Este tipo de operaciones están muy controladas y se realizan con tecnologías quirúrgicas de vanguardia. En el Hospital de Manises, la intervención más común es a través de radiofrecuencia, una técnica muy efectiva y poco agresiva que consigue reducir el volumen amigdalar conservando parte del tejido linfoide lo que permite una función protectora de las anginas en la infancia. También hay casos en los que las amígdalas sufren de infecciones crónicas que necesitan de una operación que elimine todo el tejido amigdalar", ha señalado la doctora.

En el caso en el que se operen, y tal y como se refleja en la 'Guía para padres y madres. Amigdalitis y vegetaciones', del Hospital de Manises, es necesario mantener una hidratación abundante, hacer una dieta blanda y fría durante 72 horas y continuarla hasta la revisión por parte del cirujano; y no tomar alimentos muy calientes durante unos 10 días.

También es importante evitar alimentos como las patatas fritas o la corteza del pan; reiniciar la alimentación de forma temprana porque el dolor disminuye conforme el paladar se va moviendo; y administrar, como mínimo, en cada comida una bebida y un yogur o un alimento similar.