Los fármacos se ofrecen fundamentalmente al paciente en forma de comprimido (hay infinidad de tipos, como sobres, bucodispersables, gastrorresistentes, etc.), pero también hay jarabes, gotas, inyectables, supositorios, parches o efervescentes entre otros. ¿De qué depende su presentación?

"Del efecto que se quiera conseguir, si más rápido o más lento", aclara la farmacéutica del grupo de Uso adecuado de medicamentos de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC), Joaquina Huarte. "Se busca la vía de administración que dará lugar a una velocidad de distribución y absorción. Cuanto más rápida sea ésta, antes hace el efecto el fármaco. No mayor efecto, sino el efecto que tiene que darse, pero de forma más rápida", explica. Así, pone de ejemplo el diclofenaco. "Para un dolor de rodilla leve se puede aplicar algo local, una pomada, si el dolor ya es más fuerte se puede administrar un medicamento inyectable porque el efecto será más rápido", asevera la experta.

Huarte destaca que también algunos se dispensan en varios formatos, a pesar de ser el mismo principio activo. Los más comunes, según cita, son el paracetamol y el ibuprofeno.

En primer lugar, señala que su forma es susceptible de su composición y de que ésta permita poder disolverlo en agua o no. "Depende de las características propias y fisicoquímicas del producto. Por otra parte, de la necesidad. Para la hipertensión hay comprimidos porque simplemente con tomarlo se produce una acción sistémica", indica, precisando que en torno al 90% de los fármacos son comprimidos porque es "lo más cómodo y no se degradan fácilmente".

En este sentido, destaca el caso de los niños pequeños y ancianos, que no admiten las pastillas y sí por ejemplo un jarabe o unas gotas. Por otro lado, menciona el caso de las personas con jaqueca o con gastroeinteritis que vomitan y devuelven la medicación. En estos casos, según Huarte, se puede ofrecer el medicamento en forma de supositorio y así éste no es expulsado.

"Si un fármaco va en sobres es porque normalmente al disolverse en agua el efecto llega antes, se absorbe antes en el intestino. De igual forma sucede con los efervescentes. Es mucho más rápido el efecto pero no mayor", resalta la especialista en medicamentos.Seguir el consejo del especialista

Sobre el ibuprofeno, la experta insiste en que hay que tener cuidado porque puede dañar el estómago. Por eso aquí también subraya la importancia de tomar los fármacos tal y como lo dice el especialista o el prospecto. "El ibuprofeno es importante tomarlo con el estomago lleno. Va recubierto por capas para afectar menos al estómago. Igual que los ácidos ayudan a digerir los alimentos también pueden afectar y dañar al medicamento. Por eso se les da una película protectora y así llegan intactos al intestino, donde se absorben. Por eso es importante tragarlo con comida", insiste.

Por su parte, la especialista del grupo de trabajo de la gestión del medicamento de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), Paloma Casado, recalca que la forma del medicamento depende igualmente de su composición y del efecto que se quiere conseguir. "Son formas de facilitar que cada paciente pueda elegir la forma que más le gusta, pero en todas sus formas ese fármaco es igual de eficaz", sostiene.

Casado alerta sobre el peligro para el estómago que también pueden provocar los fármacos efervescentes. "No tienen por qué ser malos o buenos para el estómago pero es cierto que la efervescencia no sienta bien a las personas con problemas de estómago", apostilla. Asimismo, indica que hay algunos que no se recomiendan porque tienen más carga de sal, y si el paciente es hipertenso y se tiene que tomar tres veces al día esa pastilla que contiene sal, pues habrá que buscar otra solución al no ser la mejor recomendación.

La experta llama también la atención sobre la importancia de seguir las indicaciones pautadas por el médico o por el prospecto a la hora de tomarse el fármaco para que éste haga efecto. Aquí menciona la importancia de no manipular los medicamentos y, por ejemplo, partir aquellas pastillas que estén indicadas para ello. En este punto, Huarte precisa que, para asegurarse, pueden partirse en dos aquellos comprimidos que tienen una ranura en el medio. "Hay que tener cuidado porque si el medicamento no puede partirse y se hace por ejemplo se puede estropear esa película protectora del fármaco y no hará el mismo efecto en el organismo", ha avisado.

Consejos para un buen uso

  1. Mirar el prospecto, y sino preguntar al farmacéutico o al médico cuál es la dosis que hay que tomar, cuantas veces al día y durante cuánto tiempo. "Si no lo tomamos así puede alcanzar una concentración en sangre que no sea suficiente para hacer el efecto para el que está diseñado, o bien al revés, si se toma de más puede llegar a intoxicar al paciente", alerta.
  2. No manipular las grageas, ni abrir las cápsulas, porque muchas veces van encapsulados porque, por ejemplo, tienen un sabor malísimo.
  3. En comprimidos, recuerda que muchos van con una película que les rodea y, si se parte y el comprimido se disuelve en el estómago, con los ácidos del estómago no llegará al intestino y por tanto no será absorbido por el cuerpo para hacer efecto. Solo partir en dos los que tengan ranura en medio.
  4. También cita el caso de los comprimidos 'flash' para ser disueltos en la lengua, sin tragarlos.
  5. A su vez, Huarte indica que hay otros que son de acción prolongada o 'retard', medicamentos que van con muchas capas para no disolverse todo de una vez, y que vaya haciendo efecto poco a poco para, por ejemplo, no tener que tomar tres comprimidos al día y sólo tomarse uno.
  6. Además, cita el caso de las pastillas para la garganta y boca. Según precisa, éstas deben disolverse ahí porque en el estómago no van a hacer nada. "Son para chupar. No hay que tomar alimentos ni nada durante un cuarto de hora para que hagan efecto porque sino se arrastra al estómago y ahí no se hace nada", sentencia la especialista en medicamentos.