La lluvia, el viento, el sol... Estamos más influenciados de lo que quisiéramos por los fenómenos atmosféricos, como explica José Antonio López, psiquiatra y vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), que recibe a más pacientes durante las olas de calor.

-¿Qué peso puede llegar a tener un calor excesivo en nuestro estado de ánimo?

-El calor, como en el caso de la luz, tiene una influencia muy importante en nuestra mente. Por resumir puedo decir que el calor es a la angustia lo que la luz a la depresión. En junio, cuando llegan los primeros calores, siempre hay un repunte de los casos de ansiedad, igual que en otoño es más frecuente un aumento de las depresiones. Es algo que está estadísticamente comprobado. No quiere decir que el calor o la falta de luz sean la causa de estos problemas, pero sí el hecho desencadenante. No se puede decir que un golpe de calor produzca ansiedad, pero en personas que han tenido trastornos previos, puede desencadenarla.

-¿Cuál es la causa de esta relación?

-Normalmente se dice que al realizar un ejercicio intenso, como correr, es cuando más energías gastas y esto no es verdad. Cuando más energía consume el cuerpo es al intentar mantener la temperatura interna. Y es que, por debajo de 31 grados y por encima de 42, la vida es imposible. Parece un estrecho margen, pero no es tanto. El cuerpo tiene que mantener ese intervalo, para lo que consume una energía tremenda. Es como tener una habitación con una temperatura de 50 grados y pones el aire acondicionado para bajarla a 21. Gastas una cantidad de energía enorme.

-¿Qué desgaste sufre el organismo en este proceso? ¿Y qué relación tiene con nuestra mente?

-Se necesita mucho consumo energético para mantener estable la temperatura corporal, el cual se obtiene aumentando el metabolismo y eso pasa sobre todo en el cerebro. En este sentido, cuando hace un calor excesivo, el cerebro está hiperactivado y esa aceleración te lleva a un estado de irritabilidad. Entonces aparecen unos síntomas inconfundibles, que son la sensación de nerviosismo, cansancio e irritabilidad. A esto también se suma que al haber un primer golpe de calor dormimos peor, porque la temperatura óptima para descansar son 21 ó 22 grados. Al final estás más nervioso, das vueltas en la cama y todo junto es lo que desemboca en un cuadro típico de irritabilidad que tiende a desaparecer tras los primeros días.

-¿Desaparece más rápido si estamos de vacaciones?

-Sí, pero como normalmente el primer golpe de calor no nos coge a nadie de vacaciones, las consecuencias son peores.

-¿Pueden desembocar estas situaciones en un caso extremo de problema mental?

-Sí. Como anécdota te contaré que yo colaboré muchos años en el programa de Iñaki Gabilondo. La primera vez que me llamaron para participar fue con ocasión de una ola de calor durante la cual un hombre había matado a su vecino y a los pocos días otro cogió una escopeta y mató al perro de su vecino. Aunque no es frecuente, podemos decir que el aumento de la irritabilidad fomenta este tipo de cuadros. Digamos que nuestro nivel para coger una escopeta y disparar esta más bajo.

-¿Igual de peligroso es el exceso de frío?

-Sí, pero lo que sucede es todo lo contrario. Por la adaptación a las condiciones de frío extremo se da una ralentización del pensamiento. Pero los problemas asociados a estas condiciones extremas no son tan frecuentes en España, si no más bien en los países nórdicos. Allí las temperaturas muy frías y la falta de luz hacen que sea donde más suicidios se producen a lo largo del año.

-¿Hay muchos más ingresos psiquiátricos durante estas fechas?

-No, porque un cuadro de ansiedad no genera ingresos hospitalarios. Pero sí que te puedo decir que durante los primeros golpes de calor mi consulta está que echa humo.

-¿Es cierto que el calor es psicológico?

-Lo que ocurre es que creemos que somos los reyes de la creación. Pensamos que los factores climatológicos, como el sol, la lluvia o el viento no nos influyen. Pero luego te encuentras, por ejemplo, que cuando va a llover las personas que tienen enfermedades reumáticas lo notan y mucho. Tendemos a pensar que somos el centro de la creación y no es cierto, todo nos influye.

-Dicen que el peor fenómeno atmosférico es el viento.

-La verdad es que produce efectos muy curiosos. Por ejemplo, hay un viento Canarias que provoca un aumento de las alteraciones psiquiátricas. Pero en mi opinión, lo que más nos influye es la luz. Este año tan lluvioso, de hecho, ha habido un aumento de casos de depresión. La luz activa el cerebro y es esencial.

-¿Los fenómenos atmosféricos modelan el carácter de las personas?

-Sí, en el carácter influyen muchos factores como la luz, el sol, la alimentación... Los factores externos a lo largo de los años modelan el carácter y la conducta de los pueblos.