Cualquier mediodía entre semana, la tienda Movistar de plaza Catalunya, en Barcelona, parece un hormiguero con fondo verde claro. En su renovado interior, al abrigo de vitrinas donde se exhiben decenas de flamantes smartphones o teléfonos inteligentes, la gente guarda cola pacientemente. Tras un amplio mostrador, una sucesión de empleados informan sobre megas, minutos, paquetes de voz y de datos.

Las herramientas necesarias para convertirse en internautas móviles, un perfil que, según el último informe 'La sociedad de la información en España', elaborado por la Fundación Telefónica, ya alcanza cifras de vértigo: en el 2012 había en España 18 millones de smartphones, y de ellos, 16 millones se utilizaban para entrar, al menos una vez al día, en internet.

En un rincón del establecimiento trabaja Joan Capdevila. Como indica un rótulo colocado detrás de él, Joan es el gurú de la tienda: el hombre que lo sabe todo de los iPhone, las Blackberry, los Samsung y aparatos afines. Frente a él suele haber una cola casi perenne de personas que guardan turno para preguntarle algo sobre su teléfono. La componen mayoritariamente mujeres, de entre cuarenta y setenta años, quienes quieren saber, entre otras cosas, cómo hay que descargarse el sistema de mensajería instantánea Whatsapp, ("La aplicación que más me piden", asegura Capdevila); cómo se accede a internet o cómo pueden bloquear sus teléfonos para impedir el asalto de sus hijos a estos aparatitos.

Joan Capdevila no se agobia, le gusta atender al público, requisito imprescindible para su peculiar puesto de trabajo. El suyo es un perfil laboral nuevo, una figura que empieza a encontrarse en las principales tiendas de telefonía.

Cerca de Capdevila, sentado tras un discreto mostrador y vistiendo una bata blanca, Rafael Suárez hurga en las diminutas entrañas de un móvil. Es el reparador de estos aparatos (oficialmente, el técnico posventa). Graduado en Telecomunicaciones e Informática, lleva casi dos años trabajando aquí, tras su paso por The Phone House ("Donde estaba especializado en Nokia", explica). El suyo es también un perfil novedoso, con una gran carga de trabajo, que desarrolla de cara el público.

Para Marc Cortés, profesor de Marketing Electrónico de Esade, apostar en España por la movilidad es un buen camino para hacer frente a la crisis. Y además, asequible: "Una de las grandes ventajas de la industria móvil, desde la perspectiva de los contenidos y las aplicaciones, es que las barreras de entrada son muy bajas. Cualquiera con unos mínimos conocimientos tecnológicos y una cierta visión de mercado es capaz de desarrollar aplicaciones que de forma muy fácil se pueden colocar en los distintos market places (o puntos de venta en móviles, como el App Store y el Android Market) disponibles". "De hecho, muchas de las aplicaciones más exitosas no proceden de grandes compañías, sino de personas individuales o de pequeños estudios", destaca el docente.

Enric Marco y Joan Sánchez, ambos de 26 años, son un ejemplo de este tipo de profesional que describe Cortés. Marco es ingeniero, mientras que Sánchez es graduado en Diseño Gráfico y Digital. Como tantos, cuando acabaron los estudios, hace apenas un año, se encontraron con unas negras perspectivas laborales. "Queríamos trabajar en nuestro sector y hacerlo en un puesto que respondiera a nuestras inquietudes, así que decidimos empezar en el campo de las aplicaciones móviles bajo el nombre de levelApp", cuentan. No fue necesaria una gran inversión económica. Empezaron con aplicaciones relacionadas con los juegos de mesa, tanto para plataformas de iPhone y iPad como para dispositivos Android (el otro gran sistema operativo): "Pronto contactamos con varios clientes y€ estamos empezando a ganarnos la vida", resumen.

Alrededor del móvil también gira la inagotable actividad laboral de Óscar Hormigos, consejero delegado de The AppDate; un encuentro que se celebra mensualmente en Madrid y que reúne a profesionales y apasionados del mundo de las aplicaciones. Hormigos, con una amplia experiencia en el mundo de internet, pronto tuvo clarísimo que las aplicaciones "eran una mina" y que su empresa facilitaría "los picos y las palas para que todo el mundo que quiera crear una aplicación encuentre las herramientas para hacerlo".

En su bolsa de trabajo, que Hormigos califica de "muy dinámica", aparecen los perfiles laborales que se necesitan para alimentar a esta nueva industria. Suelen estar en inglés, y algunos, como product owner, desarrollador iOs o programador Android, resultan casi incomprensibles para el profano. "Cuando los mercados no están muy maduros, lo que más se necesita es la tecnología, así que hoy por hoy el profesional más demandado en España es el de desarrollador: el programador", explica Hormigos. Destaca también otro perfil en alza, el apps marketing manager (o responsable de marketing de aplicaciones).

Con 29 y 27 años, Ana Hidalgo y Víctor Fernández son, respectivamente, app marketing manager y desarrollador. Mientras que Víctor Fernández, licenciado en Ingeniería Informática, no sabe lo que es el paro, Ana Hidalgo, periodista especializada en economía, tardó un tiempo en encontrar el trabajo adecuado. Sin embargo, desde hace casi un año trabaja para Mobivery, empresa española puntera en movilidad.

Víctor Fernández hizo su proyecto de final de carrera en la sede barcelonesa de Mobivery, hace tres años. Eran, literalmente, "cuatro", y ahora son más de cuarenta trabajadores repartidos entre Madrid, Sevilla y Barcelona. Gente muy joven, en su mayoría con licenciaturas técnicas, totalmente concentrados en tareas de diseño, programación, difusión y venta de un producto virtual, cada vez más en demanda, que les paga sus nóminas. Aquí hay desarrolladores, product owners (otro perfil nuevo; el enlace entre el cliente y el equipo), UX managers (los responsables de diseño) y, por supuesto, comerciales o client managers. Es el título laboral de Fernando Artola, quien se encarga de hacer entender a los posibles clientes la necesidad de estar presente en el universo del móvil, las tabletas y€ lo que tenga que venir.