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Generación 2000: retos, recuerdos y deseos

Jóvenes coruñeses que nacieron el mismo año que LA OPINIÓN hacen un repaso a las noticias que más les han marcado en los últimos años y hablan sobre el futuro de la ciudad. Todos coinciden en que su relación con los medios es, sobre todo, en internet

María del Pilar Ramilo, Sheila Manteiga y Joaquín Cao.

María del Pilar Ramilo, Sheila Manteiga y Joaquín Cao. / Casteleiro

Un partido del Deportivo en Riazor, las mareas vivas en la playa del Orzán, la llegada de los pélets a la costa, el asesinato de Samuel Luiz o la declaración de la Torre como Patrimonio de la Humanidad son recuerdos grabados en la mente jóvenes que nacieron el mismo año que LA OPINIÓN. La Generación 2000 reflexiona sobre su memoria, la relación con los medios y el futuro que desean para A Coruña.

Judit Barreiro, estudiante de Ciencias Ambientales, trabaja como divulgadora en un lugar que fue el refugio de muchos coruñeses y la excursión deseada por miles de escolares: la Casa de los Peces. «Si hay algo que me gusta de A Coruña es sin duda el ambiente. Da igual la estación, es una ciudad viva, llena de gente y de historias», relata, mientras recuerda cuando iba al café de Macondo con su abuelo. «Ahora voy con mis amigos, es como viajar en el tiempo», confiesa. Aunque era «muy pequeña» y no tiene recuerdos nítidos, jamás se olvidará del Prestige, pero hay un suceso más reciente que no solo la marcó a ella sino a toda la ciudad: el asesinato de Samuel Luiz. «Esto ha enseñado a mucha gente que el odio hacia el colectivo es real, y que no está lejos, que lo tenemos al lado, en nuestras casas y que parece que aún nos queda mucho para curar la intolerancia de la gente», defiende la joven. Para Jordi Acosta fue especial su aparición en un reportaje de este diario, como miembro de la Asociación Poten100mos, mientras que Rolando Pérez y Luis Eduardo Febres tienen muy presentes los partidos del Deportivo, «sobre todo el del último ascenso».

Jordi Acosta, Luis Eduardo Febres y Rolando Pérez, en la Asociación Poten100mos.

Jordi Acosta, Luis Eduardo Febres y Rolando Pérez, en la Asociación Poten100mos. / C. P.

Gabriel Fernández, que todavía no ha soplado las 25 velas, recuerda la declaración de la Torre como Patrimonio Mundial, en 2009. «Ese momento me hizo valorar más las cosas que tenemos aquí. Es decir, al criarnos en un sitio solemos no ver lo que tenemos con total claridad, tan acostumbrados de tener algo tan increíble acabamos dejando de ver su valor real», comenta el joven, para quien A Coruña es «una de las ciudades más preciosas que hay». Beatriz Fernández también guarda con cariño el recuerdo de aquel día en la Torre de Hércules. «Mis padres me llevaron a la fiesta y a toda la ceremonia de allí. Fue un momento muy especial», afirma. Ha vivido en varias ciudades por sus estudios en Derecho y Relaciones Internacionales, pero confiesa que «como en A Coruña, en ningún sitio». «He estado fuera desde los dieciséis años, entre Pamplona, Madrid y el extranjero, y por fin este año he podido volver a Galicia. Es mi casa», asegura con una sonrisa. Desde la distancia, dice, percibe el magnetismo de su ciudad: «Amigos míos de fuera me dicen que es una ciudad increíble, que la gente acoge y que hay mucho ambiente. Y, ¿cómo voy a negarlo yo, que soy la que más vende A Coruña?», comenta.

Joaquín Cao, que se mudó hace dos años desde Lugo por estudios, recuerda todos los viajes que hacía de niño a la ciudad. «De pequeño venía mucho a pasear por Riazor y me acuerdo que habíamos venido a la inauguración de Espacio Coruña, fue un día muy emocionante», recuerda. Le gusta que en la ciudad «siempre hay algo que descubrir, un rincón nuevo», y disfruta de tener la playa tan cerca en su etapa como estudiante de Soporte y Logística. Sheila Manteiga, natural de Carballo, pasa gran parte del día en la ciudad para estudiar también el grado en Transporte y Logística y se emociona cada mañana al contemplar la ciudad: «Somos la única ciudad que tiene un faro en funcionamiento desde hace años. Las vistas son espectaculares, y la comida que tenemos, maravillosa. Yo no la cambiaría por nada».

Muy bonita, pero también acostumbrada a los temporales. Y si no que le pregunten a Paula Vicente, que cuando rebusca en su memoria encuentra aquel día «en el que el agua llegaba al portalón» a la salida de su colegio, Salesianos. «Las olas llegaban a los tobillos. Nunca me olvidaré de esa imagen», cuenta la coruñesa que trabaja en el mundo textil.

Alberto Gil, que ahora vive en Madrid, presume de deportivismo y de ciudad. «Veo a A Coruña con un presente muy bonito y con un futuro incluso mejor. Creo que tiene mucho potencial para acabar de convertirse en un centro económico muy relevante a nivel nacional y europeo, principalmente impulsada por la influencia que tiene la cercanía de la sede de Inditex. Espero que siga creciendo y atrayendo más riqueza a la ciudad, y que pueda retener a sus principales talentos incipientes y contrastados, además de atraer a más trabajadores», opina. Es una ciudad que, según Sandra Chacón, se ha «modernizado bastante incorporando restaurantes y un ocio mucho más amplio para todo tipo de públicos».

María del Pilar Ramilo comparte esa visión optimista. Aunque nació en O Porriño, lleva dos años viviendo en A Coruña y dice haberse «quedado impregnada por la ciudad». «Es muy cosmopolita y con mucha vida. Tienes a mano todo», comenta. «Me gusta vivir aquí. Tengo pensado quedarme», concluye con convicción.

Judith Barreiro, en el Obelisco.

Judith Barreiro, en el Obelisco. / Carlos Pardellas

Estos jóvenes, sin embargo, también ven problemas. El más preocupante, el acceso a la vivienda. «Veo muy complicado independizarse, buscar un alquiler o una vivienda la ciudad. Espero que sea más accesible», expone Eva Álvarez, consultora en trazabilidad y calidad a la que le gusta «leer y hacer ejercicio». Judit Barreiro opina lo mismo: «Los alquileres no paran de subir y a jóvenes como nosotros se nos complica acceder a una vivienda digna, hay que buscar en zonas fuera de la ciudad». «Con los precios de la vivienda, A Coruña se está quedando sin sus coruñeses», lamenta.

Joao Víctor Teodoro también tiene una propuesta. «Quisiera poder ver un mayor desarrollo tecnológico y artístico de la ciudad, con mayor apuesta por el tejido empresarial, startups locales, el teatro, la música y la danza. La ciudad goza de mucho talento y profesionales de altísimo nivel. Sin embargo, muchas veces el impulso y la promoción de este talento es un tanto escaso, resultando en un éxodo en mi opinión evitable», apunta el joven.

Beatriz Fernández.

Beatriz Fernández. / LOC

En lo que coincide esta Generación 2000 es en cómo se relacionan con los medios de comunicación. La vida ha cambiado. Lejos quedan las mañanas de domingo de dar un paseo para ir a comprar el periódico y enterarse de lo que ha pasado. Al menos para estos jóvenes de 25 años, que prefieren entrar en las web para leer las noticias o ver vídeos cortos. «Todo lo que veo es a través de redes, en forma de reels en Instagram o vídeos cortos en YouTube», detalla Gabriel Fernández, que reconoce que creció escuchando la radio porque tiene «varios familiares que trabajan en medios». Alberto Gil suele «leer los titulares más relevantes» y se interesa por aquellos que llama su atención, «aunque siempre contrastando fuentes», asegura, y añade que dedica «más tiempo a la prensa deportiva». Jordi Acosta es fan de consultar los reportajes «en su versión digital», mientras que Eva Álvarez suele recurrir a «Instagram» o hace una «búsqueda de información a través de los periódicos y ver el telediario, pero más el fin de semana». «Mi relación con los medios es a través de mi madre, que es periodista, o lo que pueda observar en redes sociales de cuentas oficiales de los periódicos o agencias», aporta Sandra Chacón.

A Sheila Manteiga sí que le gusta leer el periódico físico, aunque también se informa a través de Facebook. «Me encanta leer las noticias del día. Creo que deberíamos mantener ese hábito de estar informados de lo que pasa», reflexiona. Aunque no sea de una forma tradicional, queda claro que tienen interés por lo que ocurre a su alrededor. «Con las nuevas tecnologías, con las que hemos crecido, es cierto que cada vez más gente utiliza el teléfono como principal manera de información», concluye Judit Barreiro.

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