Podría haber sido una noche de fiesta como tantas otras, pero no lo fue. El 3 de julio de 2021, Samuel Luiz salió del pub El Andén, con su amiga Lina, hicieron una videollamada a una amiga y, según consta en la investigación policial, un joven, que iba con su novia, le recriminó que le grabase, algo que él no estaba haciendo, se encaró con él, -según el testimonio de su amiga Lina- y le llamó “maricón”. Y ahí, empezaron los primeros golpes, después, otro de los miembros de la pandilla se unió a la agresión y, a pesar de que era una noche de fiesta y de que había mucha gente en la calle, solo Ibrahima y Magatte, dos jóvenes senegaleses que estaban por la zona, se metieron en la trifulca para intentar separar a la víctima de quienes insistían en pegarles. Para entonces, Ibrahima y Magatte tenían mucho que perder, ya que ni siquiera estaban en situación legal en España. 

A la agresión se unieron muchas más personas, hasta una docena, aunque no todas participaron en la misma medida. Ibrahima y Magatte consiguieron llevar a Samuel desde el paseo marítimo a la avenida de Buenos Aires, en un trayecto en el que los agresores les daban golpes a ellos y al joven de Meicende, de 24 años. A la altura del numero 2 de la calle, fue atendido por los servicios de emergencias. A pesar de sus esfuerzos, el joven falleció horas después a consecuencia de los golpes recibidos.

El relato de su amiga Lina haciendo hincapié en los medios de comunicación en que a Samuel le habían llamado “maricón” al agredirlo amplificó el suceso, ya que se empezó a tratar fuera de los ámbitos oficiales como un crimen homófobo. 

El lunes, 5 de julio, los amigos de Samuel -con el apoyo de la asociación ALAS Coruña- organizaron una concentración en María Pita como repulsa hacia esta agresión y todas las que sufre el colectivo LGBTI. Para entonces, todavía no se había producido ninguna detención y la crudeza de los hechos junto al mensaje que el padre del fallecido puso en la avenida de Buenos Aires, -para agradecer la atención que había recibido su hijo, aunque nadie hubiese podido salvarle la vida- hizo que la ciudad participase masivamente en la concentración, con miles de personas bajo sus paraguas, condenando la violencia. 

El 9 de julio, los seis primeros detenidos por el crimen pasaron a disposición judicial. Eran tres varones mayores de edad -coruñeses de entre 20 y 25 años- y dos menores. Todos ellos están privados de libertad desde ese día, investigados por un presunto delito de homicidio o asesinato. El cuarto detenido -varón y mayor de edad- está investigado también por haberse llevado el móvil de la víctima del lugar de los hechos. Una joven, pareja de uno de los arrestados, fue arrestada y sigue investigada, aunque está en libertad, con la obligación de presentarse periódicamente en dependencias judiciales.

A pesar de que el 1 de agosto se levantó el secreto de sumario, los investigadores alertaron de que todavía no habían acabado su trabajo y que no descartaban nuevas detenciones. Una vez mejoradas las imágenes de la cámara de tráfico de la plaza de Pontevedra, que registró la agresión, los agentes realizaron otra detención más, la de otro joven, también miembro de la pandilla de agresores. El joven pasó a disposición judicial el 29 de septiembre y el juez decretó su ingreso en prisión. El 2 de noviembre, la Audiencia Provincial falló en favor del joven, al que dejó en libertad, aunque sigue, al igual que la joven, investigado con la obligación de comparecer en el juzgado. La instrucción de este caso todavía no ha finalizado, quedan aún pruebas por conseguir y que pueden ser clave para saber si, efectivamente, hubo un móvil homófobo en la agresión. El Juzgado de Instrucción número 8 ha solicitado a Meta -propietaria de Facebook, WhatsApp e Instagram- el acceso a los mensajes que los sospechosos borraron tras la agresión. Según testigos de las reuniones que mantuvieron ese día, alguno de ellos llamaba a la víctima “maricón de mierda”. 

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