[endif]Desde lo que hoy es la plaza de Pontevedra partía la vía que comunicaba A Coruña con las tierras de Bergantiños, por lo que este camino recibía el nombre de la comarca que tiene a Carballo como su cabecera. Posteriormente, cuando la ciudad empezó a extenderse por esta zona del municipio, la calle fue llamada de Santa Margarita, ya que limitaba ese monte en su extremo norte. En el año 1913 el Ayuntamiento le dio el nombre de José Lombardero, pues deseaba homenajear a este político y periodista coruñés que había fallecido el año anterior. Sin embargo, en 1937 se tomó la decisión de variar de nuevo la denominación de esta calle para imponerle el de Finisterre. Con este nombre se hacía alusión a la dirección que tomaba el antiguo camino coruñés, cuyo teórico fin debería estar en la emblemática villa marinera. El nombre caló en el callejero coruñés, a lo que seguramente contribuyó el haberse convertido en una de las vías principales de la ciudad con el paso de los años. La expansión de A Coruña hacia los barrios de Agra do Orzán y Ventorrillo, además de la instalación del polígono industrial en A Grela provocaron que la avenida de Finisterre sea una de las calles más transitadas de la ciudad. Pero la avenida es también una de las que poseen una mayor diferencia de nivel en su trazado, pues desde su inicio en la plaza de Pontevedra, casi al nivel del mar, hasta su final en A Grela son varias las decenas de metros que sube la pendiente. Quienes viven en la parte alta de la avenida saben muy bien lo que supone una caminata de regreso a casa desde el centro. Aunque hasta el cruce con la calle Palomar el ascenso es suave, desde ese punto la cuesta se empina y no deja lugar al resuello hasta alcanzar la intersección con la ronda de Nelle. Otra característica de la avenida es su estrechez, que impide en muchas ocasiones la circulación fluida, especialmente en el cruce con la ronda de Outeiro. / J. M. G.