[endif]A finales del siglo pasado, A Coruña experimentó un notable crecimiento urbanístico en la zona conocida como el Ensanche. Uno de los hombres que contribuyó de un modo más decisivo a esta expansión de la ciudad fue el constructor Fernando González Valerio. Este acaudalado empresario era natural de Ferrol y emigró a Cuba muy joven, como tantos otros gallegos, en busca de la fortuna. La isla caribeña proporcionó a González los capitales necesarios para regresar a su tierra con fines emprendedores. En 1876 se instaló en A Coruña y desde su llegada su riqueza no hizo más que aumentar a cada paso gracias a su iniciativa e inteligencia. Las gentes de la ciudad bautizaron a este empresario con el nombre de Fernandón para resaltar el tamaño de su fortuna y el arrojo que caracterizaba a su personalidad. En el Ensanche llegó a construir unos treinta edificios, muchos de los cuales se encuentran entre los más destacados del barrio. Los niños coruñeses divulgaron el cuento de que Fernandón poseía noventa y nueve casas en A Coruña y que no se le permitió tener ni una más, ya que entonces sería expulsado de la ciudad. El cronista Juan Naya aseguró conocer esta historia en su infancia y añadió que la razón de la prohibición se explicaba en que si el constructor alcanzara el centenar de casas tendría la misma categoría que el Rey, algo que no se le podía tolerar. El Ayuntamiento decidió dedicarle una calle a Fernando González en el barrio que contribuyó a crear. El acuerdo se tomó en febrero del año 1900 y en septiembre de ese mismo año se produjo el fallecimiento del homenajeado. Fernandón fue un personaje muy apreciado en todos los sectores de la sociedad coruñesa, tanto en las clases altas como en las bajas, ya que dio empleo a numerosos trabajadores de la construcción. La denominación de esta calle implicó también la desaparición de la de Fontán, aunque este acuerdo municipal nunca se llevó a efecto. / J. M. G.