[endif]Cuando en 1915 Ricardo y Ángela Labaca abrieron su escuela en la calle Juan Flórez, ese lugar era un barrio de pescadores llamado Santa Lucía, en el que la mayoría de las familias carecían de medios para subsistir y, por supuesto, para educar a sus hijos. Labaca, que era magistrado, había conocido la labor desarrollada en Granada por el filántropo Andrés Manjón, por lo que decidió imitar su iniciativa en A Coruña. El edificio destinado a centro escolar fue diseñado por el arquitecto Leoncio Bescansa, uno de los más prestigiosos de su tiempo, que seguía el estilo del genio del modernismo, Antonio Gaudí. Las Escuelas Labaca se convirtieron en una de las muestras del neogótico en la ciudad, con su estilizada torre central, que resalta entre los anodinos edificios que pueblan hoy la calle Juan Flórez. Ricardo Labaca puso en marcha una fundación para gestionar las escuelas y consiguió que el propio Andrés Manjón formase parte de su patronato. Poco disfrutó el magistrado coruñés de su obra, puesto que falleció sólo tres meses de verla en funcionamiento. Su hermana se responsabilizó de la fundación, lo que permitió la continuidad de las escuelas. Durante cincuenta años el colegio estuvo dirigido por la misma persona, Javier Anta Seoane, quien promovió todo tipo de actividades, como las clases nocturnas para los ex alumnos, la banda infantil de música, una revista mensual y diversas exposiciones escolares. Las escuelas pasaron a integrarse en la red educativa pública en 1977 y su edificio fue ampliado en 1989 con la incorporación de un anexo en su parte posterior que aumentó de la capacidad del centro. Ángela Labaca promovió en 1926 el Sanatorio que lleva su apellido, destinado a servir de maternidad para las coruñesas humildes. El hospital fue cedido al Ayuntamiento en los años cincuenta y fue gestionado por la administración municipal durante dos décadas. Desde 1986 es el Centro Oncológico Regional. / J. M. Gutiérrez