Los ideales de la Revolución Francesa se plasmaron en tres palabras que simbolizaron el profundo cambio experimentado por la sociedad tras la quiebra del sistema absolutista. El lema Libertad, igualdad, fraternidad no fue una mera declaración de principios, sino una bandera de combate para quienes lucharon contra el totalitarismo en todas las partes del mundo. En A Coruña, la llegada del régimen republicano en 1931 hizo que tres calles situadas en el barrio de As Atochas llevasen los nombres de Libertad, Igualdad y Fraternidad. La elección de esta zona no debió ser casual, ya que en esta parte de la ciudad residía un importante núcleo de población obrera que apoyaba fervientemente los postulados de la izquierda. La sublevación franquista tuvo trágicas consecuencias en este barrio coruñés, donde muchos de sus habitantes fueron represaliados por su simpatía con el Frente Popular. La revancha de los fascistas no se limitó a acabar con sus rivales políticos, sino que se cebó también con el nomenclátor de la ciudad. La Corporación coruñesa fue destituida por los alzados en armas, que llegaron a fusilar al alcalde Alfredo Suárez Ferrín. Por esta razón, constituyeron un Consejo Municipal que se reunió por primera vez el 18 de septiembre de 1936. La primera decisión de este órgano fue variar los nombres de numerosas vías de la ciudad y entre ellas, las que se referían a los principios revolucionarios. La calle Fraternidad pasó a denominarse Trabajo, con lo que la hermandad entre los hombres fue sustuida por el odiado castigo bíblico. Igualdad fue sustituida por Justicia, cuando uno de los males que normalmente se achacan al sistema judicial es que no funciona de forma equitativa con todos los ciudadanos. Para concluir la operación de modo brillante, el nuevo Ayuntamiento coruñés dio el nombre de Disciplina a la calle Libertad, lo que constituye un reflejo de la ideología que inspiró a quienes gobernaron el país en las cuatro décadas siguientes. J. M. Gutiérrez