Jamás creeremos que ha llegado la hora de saber qué nos estamos jugando.
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- ¿Vas a venir?
- Sí, tango tiempo libre y quiero bailarlo contigo.
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Hoy me desperté con el pasaporte cambiado.
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Uno no puede hacer siempre aquello que pretende. Los surfistas saben que cuando el mar está como un plato es hora de irse a comer.
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Horas y horas inventadas. Horas en las que no he estado aquí. Para nada.
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Al entrar en la sinagoga se sintió observada por el rabino del ojo.
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Eres la japonesa de mi corazón.
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Me vacunaría otras cien mil veces más, porque creo en ti, y no en la otra.
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El piano provoca ese característico dolor de espalda del que sólo un piano puede curarnos.
