Comenzar una nueva vida es vivir un nuevo comienzo.
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No tengo religión. No la necesito. La considero algo semejante al tabaco: jamás te impediré que fumes, pero no vengas a echarme el humo a la cara.
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La peor de las saudades es la que nos lleva a imitarnos a nosotros mismos.
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La infancia dichosa quizá no era más que dicha infantil.
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Soy consciente de que decepciono a cualquiera: soy un jarro de agua mía.
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Llegarás tan alto que desaparecerás del campo de visión.
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El problema es que, por mucho que suene, nadie escucha el cascabel del gato.
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- ¡No vuelvas a cogerme el teléfono!
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Llegados a un punto tendemos a pensar que nuestras vidas ya no se parecen a nuestras vidas.
