Aynslie tiene 7 años y lleva un fijador de metal externo en una de sus piernas debido a una afección congénita diagnosticada antes de nacer. No obstante, lejos de ser esto un impedimento para llevar una vida lo más normal posible, Aynslie se ha convertido en fuente de inspiración para muchos por lograr terminar una carrera de 5 kilómetros por sus propios medios.

Aynslie nació con una afección congénita llamada hemimelia peroneal, que consiste en la aplasia o hipoplasia del peroné. En su caso, esto se traduce en la falta completa del hueso del peroné en su pierna derecha, que es más corta que la izquierda debido a que el hueso de la tibia no crece al mismo ritmo que en su otra pierna.

Su madre, Heathyr, publicó recientemente las imágenes en las que Aynslie llegaba a meta en una carrera de 5 kilómetros celebrada en West Palm Beach, Florida, con el fijador externo que tiene en su pierna derecha y que pesa cerca de 3 kilos.

En una entrevista con Unilad, Heathyr contó que descubrió la afección de su hija cuando cumplió las 23 semanas de embarazo. En el hospital Boston Children's, donde Aynslie nació, le ofrecieron varias opciones, en las que se consideraba la idea de amputar la pierna afectada y llevar una prótesis en el futuro.

Su madre no quería amputar la pierna de Aynslie, así que investigo otras opciones que la llevaron a buscar un cirujano ortopédico en Florida que trabajase para la reconstrucción de extremidades.

La primera cirugía de la pequeña fue en enero del año 2013, cuando tan solo tenía 18 meses, y consistió en alargar el hueso de la tibia para estabilizar su tobillo. La segunda, fue en octubre de 2017, donde se repitió el proceso de romper el hueso de la tibia y unir el fijador externo con el objetivo de dar longitud al hueso.

A lo largo de estos siete años, Aynslie no permite que su discapacidad le impida participar en todos los deportes y actividades que le gustan. Además de completar carreras de 5 km, juega al béisbol, practica natación y disfruta de los deportes de invierno. Sin olvidar, claro, que es cinturón amarillo de taekwondo.

Su paciencia durante todo el proceso, lleno de altibajos emocionales, y su resiliencia en la vida hacen de la pequeña de siete años una fuente de inspiración, no solo para su madre, también para las decenas de personas que aclamaron y aplaudieron su llegada a meta.