“¿Pierna? ¿Dijo quitar pierna?”. Las hordas de seguidores de The Black Alien llevan dos días sin pestañear. El alienígena instagrammer ha vuelto a colgar un 'post'- bomba desde Cancún (México): la lista de sus próximas modificaciones extremas, acaba de confirmar en la red, incluye quitarse una pierna.    

 “Tengo –ha desvelado en su cuenta de Instagram- una treintena de implantes de silicona para volver a ponerme toda la cara y el cráneo [se sacó recientemente los que tenía], con una pierna que tengo que quitar, la otra mano por hacer [en noviembre se amputó dos dedos], llenar mis dos brazos de implantes, también mi torso, mi tibia derecha, mis dos hombros, mi dos costillas, y no seremos muy mal en la meta a lograr”. El anuncio ya supera los 26.000 'likes'.

Ya lo dejó intuir hace medio año en una entrevista en Barcelona con El Periódico, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio. Acababa de colgar en su cuenta una foto de dos piernas robóticas. “Es algo que yo… buah –decía emocionado-, que me encantaría, de verdad”. ¿Tener unas piernas robóticas? “Sí”, aseguraba. Pero para eso se tendría que cortar las piernas, le decías pestañeando convulsivamente. “Sí, pero es algo muy… Uf”. Tú insistías: eso sí que es loco, ¿no? “Eso es… uffffffff –resoplaba él-. No me lo puedo imaginar. Es un sueño. Si me dices: mañana…”. ¿Te corto las piernas y te coloco unas biónicas? “Voy directo”, afirmaba sin dudar.

Nombre terrícola: Anthony Loffredo. En las redes lo tutean como “Antonio”. Francés ahora con sede en México. 33 años. Lleva siete transformándose en alien. Hace casi dos que lo detalla en Instagram. Ya le sigue una legión de fans y 'haters': más de un millón de seguidores

A estas alturas, tiene la lengua bífida y verde, implantes bajo la piel, tatuajes hasta donde alcanza la vista. Se ha cortado la nariz y las orejas. En julio pasado se afiló los dientes y se extirpó la mitad del labio superior. En noviembre se mudó a México y se amputó dos dedos, el meñique y el anular de la mano izquierda, con el correspondiente revuelo mediático. Salió hasta en el 'New York Post'. “Estoy feliz”, declaró a este diario a través de su representante. En enero, se coloreó de verde el blanco de los ojos, que ya tenía inyectado en negro. Acaba de publicar una foto de uno de sus dedos amputados en un bote. “Cargando el próximo nivel”, ha escrito. 

Por sus 'stories' últimamente ha colgado la “modificación extrema del pene" de unos aborígenes, junto a ilustraciones de penes bífidos. Cada foto que publica en la red es recibida con el correspondiente aluvión de ánimos, insultos y sorna alienígena. "Eres una persona poderosa“, le anima alguno. "¿Qué te crees?, que va a venir E.T. a por ti?”, le increpa otro. “Poco a poco pareces estar quitándote la vida y con espectadores sin poder detenerte”. 

Apenas ha llegado al 41% de su “evolución”. Así la denomina. “Para mí esto no es mutilar –decía en la entrevista con El Periódico antes de viajar a México-. Para mí es una evolución. Es mi evolución. Para mí es algo… estético. Porque al final, yo me encuentro mejor”.