Respetar las normas de convivencia es una de las tareas más importantes para mantener el orden y las relaciones de cordialidad en las comunidades de vecinos. A su vez, el incumplimiento de tales normativas pueden derivar en acciones pasivo-agresivas, como la siguiente nota redactada por un “vecino molesto” de esta comunidad de vecinos de Madrid.

Anualmente, las comunidades de vecinos pagan miles de euros en servicios de seguridad, videovigilancia, instalación de cámaras, entre otros. Por eso, hasta cierto punto, es comprensible que cualquier vecino exprese su descontento cuando se violan las normas de seguridad.

Sin embargo, un bloque de pisos de Madrid se ha vuelto viral en Twitter debido a una nota anónima dejada por un “vecino molesto”. En ella, no solo se aprecia su rechazo a la violación de las normas de seguridad de la comunidad, sino que además, se tilda de “cerda” a una posible vecina que dejó tirada una botella de cerveza en el portal.

¿Una vecina en apuros o una violación de seguridad?

En una nota impresa y elaborada cuidadosamente, este vecino denuncia de manera enfática e irónica dos problemas relacionados con la seguridad y la higiene de su comunidad. En primer lugar, el autor de la nota reclama a sus vecinos que se hayan abierto las puertas de la residencia a una mujer en estado de ebriedad que presuntamente había dejado las llaves en su casa.

En segundo lugar, el vecino disgustado señala que, al bajar horas después, encontró una botella de cerveza tirada en el portal de la comunidad. En este sentido, señala qué: "si de verdad, la señora era una vecina, agradecería que no fuera tan cerda", exhortando a que recogiese la botella y no repitiera el penoso episodio.

Según relata en la nota, por la mañana estuvo la señora llamando al telefonillo, solicitando que le abrieran la puerta y, aunque esta persona no le abrió, otro vecino parece haberle abierto.

Sin duda, lo más probable es que el vecino que sí le abrió la puerta conocía a la vecina ebria. Sin embargo, dejar la botella de cerveza en el portal representa un acto de irrespeto a los miembros de esta comunidad ubicada en el barrio de El Carmen en Madrid, despertando la furia de un vecino molesto que descargó su ira por escrito.