Llega el verano y con él la ya clásica excelente labor de nuestros gobernantes locales gestionando la jarana y la fiesta. Este fin de semana ya hemos podido detectar las primeras acciones del área de pandereta del Ayuntamiento. Qué maravilla esas músicas nocturnas coruñesas de todos los veranos (Santa Margarita, Los Rosales?). Al aire libre y en el centro urbano. Combinación perfecta. Y no vale la tarde, es mejor la noche. Qué desconcertante ver tanta miseria cívica en quien gobierna, en quien debe ser ejemplo de lo cívico. El mundo al revés; el político, aquél en el que se mira la sociedad, instigador de la charanga, el que hay que ocultar de tus hijos en la calle, no vaya a ser que le identifiquen y te hagan preguntas que no puedes explicar. "Sí, hijo, es el alcalde el que deja que se haga ruido por las noches y no te dejó dormir hasta la una de la mañana el sábado, cuando tenías que levantarte el domingo a las ocho para ir a jugar el partido con tu equipo; ese mismo ruido que nosotros te hemos enseñado a evitar porque es grosero y por respeto a los demás". ¿Que hay niños pequeños que tienen que dormir y descansar? ¿Que hay personas que simplemente quieren aprovechar el poco tiempo que les deja su trabajo para disfrutar de la lectura o cualquier otra tarea ociosa en su casa? ¿Que hay gente enferma, mayor, etc. que necesita reposar? ¿Que simplemente hay gente que tiene derecho a no ser molestada? ¿Qué más da? Lo importante, alcalde, es que se sepa cuánto se preocupan las ilustradas autoridades que tenemos por la cultura. Hacer conciertos nocturnos en el centro urbano es cívicamente impresentable. Anda que no habrá sitios.