Opinión | Cartas de los lectores

Eduardo Fernández Rivas | Sada

La crisis o más bien la estafa analizada I

Las políticas económicas de los estados deben ser, y sobre todo en tiempos de crisis como la actual, expansivas y transversales, jamás verticalistas y restrictivas. Esto último sería, como lo está siendo, el camino de la desigualdad, la precariedad y la miseria.

Unas políticas económicas expansivas darán lugar a la activación de las pymes y de las familias, de manera que la economía de los estados se tornará fluida y beneficiosa. Los estados son como una gran familia numerosa. Los miembros que la configuran con sus ingresos irán llenando las arcas del tesoro familiar. Pero si entre los miembros de esa numerosa familia se encuentran entre los responsables directos y principales, codiciosos, pervertidos, y viciosos, que escamotean parte importante de esas entradas, destinándolas ocultamente, y aprovechando su preponderancia familiar para sus vicios y torcidas naturalezas y sin haber un control adecuado interesado, entonces la caja merma considerablemente, alcanzando una exigüidad tan perentoria que el hambre y todo tipo de dificultades se han de apoderar de la mayor parte de los engañados miembros de esa familia, mientras los pocos se han enriquecido torcidamente y en secreto.

Esto es más o menos lo que ha sucedido para que hayamos llegado a situación tan penosa en occidente, y sobre todo en aquellos países en los que los mecanismos de supervisión y control fallaron deliberadamente, a la búsqueda de enriquecimientos de políticos y funcionarios conchabados con la banca, y todo tipo de entidades financieras, grandes empresas y otras. A la caja pública, llenándose todos los días vía impuestos, ese colectivo de delincuentes asociados le había practicado los orificios necesarios, que al ir creciendo la trama, cada vez también fueron más. De esta manera se derivaban grandes cantidades hacia esas manos que al no poder hacer un uso abierto de las economías robadas al erario público, por no poder justificar su procedencia, las derivaron a los paraísos fiscales por ellos mismos estructurados, y ubicados allí donde mejor les convenía, hundiendo a las sociedades y a los estados en una miseria espantosa criminalmente fabricada. La corrupción multiforme actual, aún siendo solo la punta del iceberg, es la confirmación de lo que aquí se dice y escribe. Juicios lentos, ineficaces, y aburridos, como sibilina protección fabricada en compinchamiento con jueces y magistrados, son también, en una criminal burla a la sociedad, parte fundamental de la explicación al asunto. Y les informo de que siguen robando.

No se han detenido. En ello les va, el que los recién llegados, y ya implicados en la trama, les descubran al no haber alcanzado todavía las fortunas y demás fines ambicionados. Desde abajo debemos ya, y sin dilación, tomar las medidas adecuadas, poniéndonos de acuerdo mediante asambleas, ya que no han de parar en sus deseos saqueadores. A Las gentes honradas no les han permitido entrar. La corrupción se ha establecido y blindado desde hace muchos años. ¡Desde abajo luchemos contra ella!

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