La resurrección de Miguel de Cervantes

Cervantes resucitó de sus huesos cuatrocientos años después de su muerte gracias a unos investigadores que creen haber encontrado sus restos como en su día otros hicieron creer que habían encontrado al apóstol en Santiago de Compostela. Les hacía falta un cadáver cervantino para promocionar Madrid. Menos mal que lo han encontrado. Dicen que tiene seis dientes igual que el don Miguel difunto. No debe haber muchos muertos de la época con media docena de dientes. Solo por eso ya deberíamos creer en la veracidad del hallazgo.

Gracias al mortuorio descubrimiento, este 2015 pasará a la historia. El Día del Libro podrá inaugurar un peregrinaje de turistas curiosos a la tumba del autor de El Quijote. Todos querrán hacerse un selfie en el convento. Pobres monjas. Yo de ellas ya habría pedido que me llevaran al muerto para tener un poco de paz.

Quien no tendrá paz es el muerto. Va a pasar de su descanso en un osario común a no descansar en sus huesos. Don Miguel de Cervantes debe estar en el más allá arrepintiéndose de haber escrito la novela que nos obligaban a leer en el instituto. Creerá que nos estamos vengando.

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