Llevan muchos años los medios de comunicación de esta ciudad haciéndose eco a base de números, porcentajes y regalos de la parte negativa de la Feria Taurina. Aunque sea por una vez -ahora que parece que esta se acaba-, vamos a verlos desde otra ventana.

Última nota de antitaurinos: ¡5.321 entradas regaló el empresario en octubre del año pasado! Lo de las 21, sencillamente impresionante, ya quisieran para sí semejante control todas las empresas. Las 5.000, maravilloso, porque el empresario también paga: médicos (quirófano 6.000 euros), veterinarios, porteros, acomodadores, areneros, vigilantes, carpinteros, y así durante los 24 años de feria en el Coliseum. Ni un euro se va para Madrid, todos son de Los Mallos, Sagrada Familia, Los Castros, Monelos, etc., hasta me atrevería a decir Coruña auténtica (y perdón). El empresario sí trae los toros, toreros y cuadrillas, apoderados y ganaderos mayorales, y todos comen, beben y duermen en La Coruña, incluidos los animales. Si la mitad de los empresarios fuesen así en los eventos de nuestras fiestas, esto sería, y perdón por la expresión, la rehostia.

¿850.000 en pérdidas desde 2009? Ese año y los dos siguientes, contaban con una subvención del PSOE y BNG de 120.000 euros. En el 2012, 2013 y 2014 el PP la suprimió, limitándose al montaje de la plaza. Yo tengo un presupuesto de menos de 20.000 euros. ¿Quién los perdió?

Con respecto a las declaraciones del nuevo alcalde -que lo tenía todo a favor por lo mal que lo hicieron los anteriores- de "había más gente fuera que dentro", solo se me ocurre decir que son una falta de respeto.

Entendiendo la repulsa de los antitaurinos a la lidia, no dejo de sorprenderme porque el toro de lidia, el animal mejor tratado por el hombre en todos los lugares del mundo donde existe, que dejamos vivir el doble que todos los demás que masacramos, se haya convertido en el símbolo del maltrato. ¿Quedan nuestras conciencias tranquilas por todos los demás, millones y millones, que matamos por el simple hecho de hacerlo sin público? Si no quiere ir a los toros, no va. Pero a los demás, a lo peor los tiene que matar de forma sanguinaria por obligación.

En fin, cuando su ecosistema se vaya convirtiendo en cemento, los ecologistas venideros dirán que la culpa fue de otros.

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