La Compañía Iberdanza, que acabo de ver actuar en mi ciudad, me ha impresionado. Bailarinas y bailarines han mostrado la belleza de su arte, actual y clásico a la vez, gracias a hacer fácil lo difícil. Sonrientes, cuando la situación lo requería, y mostrando el sentimiento de la música -siempre-, nos contagiaban su entusiasmo y su gran maestría técnica, interpretando con precisión unas coreografías cuidadas y acompañadas con un vestuario que tenía relación estrecha con la temática de las canciones. Pero no sólo me han gustado como bailarines, también valoro su arte con los instrumentos: los taconeos, las palmas, las castañuelas y hasta con abanicos se han lucido. Han sido, por tanto, músico-danzantes de primera categoría.

La música en la que basaron sus coreografías eran reinterpretaciones modernas de flamenco y de otras músicas populares españolas. Todo un acierto la elección de la misma, no sólo por su belleza, sino por lo que significan de actualización de clásicos. Es esta tarea delicada cuanto menos, pero pienso que Iberdanza ha superado la prueba con creces. Mi sentida felicitación a esos grandes artistas.

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