Dentro de muy pocos días se van a celebrar en nuestro país unas elecciones generales, que considero que son de una gran trascendencia para el futuro de la convivencia ciudadana en España. Digo lo anterior, en base a que están obligando a toda una serie de Estados a tener que tomar unas decisiones, que a su vez van a implicar una serie de reacciones, con las que van a tener que convivir los habitantes de esos países. Concretamente me refiero a lo que está aconteciendo en Siria, y en la que ya están implicados en estos momentos países de tanto peso en la economía mundial, como son Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Alemania y Rusia. En todos estos Estados, sus ciudadanos ya saben qué decisión han adoptado sus distintos representantes políticos, y los posibles riesgos o ventajas que pueden correr. En todos esos países, se ha tomado la decisión de participación en los bombardeos sobre posiciones de los terroristas, sin tener que afrontar en un plazo corto de tiempo una confrontación electoral. Me imagino que las consecuencias de la decisión adoptada se premiará o castigará en las primeras elecciones que se tengan que desarrollar.

En España, tenemos ese proceso electoral de manera inmediata y los candidatos a presidente de nuestro país no se atreven a tomar una decisión clara y contundente, sobre si, cuando llegue, el que sea, a la presidencia, apoyará o no la decisión de intervención militar, y ello significa, no solo con bombardear una zona determinada, o por el contrario, se podría llegar a pisar el terreno con nuestros soldados en territorio sirio.

Alguno de los candidatos nos hablan de que convocarían un referéndum, otro nos dice que la legalidad por encima de todo, otros no nos dicen nada, y el que más me preocupa, que es el Sr. Rajoy, presidente en funciones del gobierno de España, ni sabe, ni contesta, está pendiente de que el presidente de Francia le pida ayuda.

El Sr. Rajoy ya demostró su cobardía no acudiendo al debate organizado por el diario EL País, circunstancia, que en mi modesta opinión, fue fructíferamente aprovechada por el representante de Ciudadanos, el Sr. Rivera, para monopolizar sobre él toda una posible acción de gobierno de centroderecha, ante el atril, vacío, que dejó el cobarde del Sr. Rajoy. ¿Cuántos votos se habrá perdido entre los millones de espectadores de ese debate el propio Partido Popular?

La cobardía del Sr. Rajoy no solo se manifestó con la no comparecencia en ese debate, sino que viene siendo puesta de manifiesto día tras día al comparecer, las pocas veces que los hace, tras una pantalla de televisión.

El colmo de la cobardía, se pone en evidencia, cuando no es capaz de decirnos a los españoles, cuando las encuestas le dan como la primera fuerza política en intención de voto, y por tanto el posible futuro presidente del Gobierno de España, aunque tenga que pactar con otro partido político, cual va a ser la decisión que adoptará respecto al conflicto bélico de Siria, es decir, si es o no partidario de la intervención militar en ese país con todas las consecuencias y en la medida que sea necesaria y requerida dicha intervención, o si por el contrario, es partidario de la no intervención, pida quien se la pida. Esta disquisición es fundamental para la mayoría de los españoles, el saber cuál es la intención y la voluntad del futuro presidente de España, para darle el voto o negárselo; el no hacerlo de una manera clara y tajante, es engañar al pueblo, y pensemos menos, como tengo dicho muchas veces, con esta clase política que tenemos, en las próximas elecciones y pensemos más en las próximas generaciones.

No hacerlo así sería un verdadero fraude para el electorado y también para todos aquellos que no votan o no lo pueden hacer por alguna circunstancia determinada, porque esa decisión nos va a hipotecar para unos cuantos años. ¡Qué pena de aspirantes a dirigentes de un país como España!

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