Tras el supuesto gran debate, ahora sí se declara abierta la campaña social de las opiniones con afán vinculante de nuestros vecinos amigos y familiares... Animadores de equipos que no ven más allá de una pose, una estrategia, un guión estudiado elaborado con sumo cuidado para ensordecer a nuestro intelecto o raciocinio. Qué más da si el Sr. Iglesias tiene más templanza y mejores dotes de oratoria, o que el Sr. Rivera haya estado bastante fino pero quizás demasiado evidente en su inexperta andadura política. Qué importa si la Sra. Santamaría capitanea un barco bajo la templanza y la gestión decente en un equipo unido pero poco acertado. Qué más da si el Sr. Sánchez nervioso e imperativo, ha propuesto algunas estrategias para mejorar la realidad laboral y social de nuestro país. Si al final de todo este espectáculo... el consenso y la lucha común sería la única fórmula para acertar en un estado que requiere de todos y que debe de representar a todos bajo la bandera de la cordura, del respeto de los derecho y de la garantía del bienestar. La unión hace la fuerza. Qué pena que la fuerza sea el poder y el dinero... Y no el buen hacer o la excelente gestión. Yo no quiero banderas ni animadores autómatas. Quiero realidades sociales, buenas economías, transparencia de gestión. Cambios de normas, adaptación de la constitución, independencia garantizada del poder judicial en la propia elaboración de leyes y códigos vinculantes a su ejercicio. Nada de nombramientos corporativos entrelazando poderes... Más griterío de equidad e igualdad. Pero sobretodo equidad. Qué pena que la esencia del ser persona digna y coherente no abandere a todas las alternativas? Qué pena que el poder eclipse a la luz de la razón.