Engendrada por sí misma. Innata al ser humano. En cada ámbito social. Violencia al encender la televisión. Contra el vecino que no nos permite descansar. Con el conductor del otro coche. Violencia de los niños contra el compañero de clase. Entre los padres que van al partido de sus niños. Entre los que se amparan en los colores de un club de fútbol para asestarse puñaladas. Violencia machista, a ritmo sangrante de una mujer asesinada cada semana. En el trato retrógrado de nuestros adolescentes barones con sus iguales féminas. Violencia entre los hijos de una misma nación. De las mafias que los embarcan en una patera para morir ahogados en el fondo del mar. Violencia por creer en algo distinto. Diosa poderosa la razón, de todo aquello intangible. Un hombre manda a su mujer al hospital por golpearle la cabeza reiteradamente con una olla.

Dos menores asesinan a una pareja de ancianos al intentarles robar en su propio domicilio. Un minusválido en silla de ruedas sufre una paliza por parte de dos desconocidos en plena calle. Todo ocurrido en los últimos días. ¿Cómo se le explica a un hijo la sociedad de violencia en la que vivimos?

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