El filósofo Hans Jonas indicó hace años que en la actual situación en que la tecnología tiene poder tanto para transformar como para destruir el mundo, la exigencia ética más acuciante es la que se expresa en lo que llamó el "imperativo de responsabilidad" , que viene a decir que debemos actuar de modo que no pongamos en peligro la existencia futura de la humanidad y de la vida en la tierra, o en modo positivo, que hagamos cuanto esté en nuestra mano por preservar esta misma vida, y asegurar así a nuestra descendencia su propio ser. Ahora, el Boletín de los Científicos Atómicos ha decidido elevar el riesgo de una catástrofe provocada por la posibilidad del uso del armamento nuclear a su máximo nivel histórico, solo igualado con el alcanzado en 1952 en plena guerra fría, a través del metafórico "reloj" que según su autorizada apreciación se hallaría a tan solo dos minutos de las cero horas, es decir, del holocausto global. El aumento de este riesgo es debido en gran medida a la irresponsabilidad de dirigentes como el líder norcoreano, dispuesto a desafiar a toda costa a Estados Unidos con el lanzamiento de misiles o la del propio presidente norteamericano quien no da muestras de apostar por la distensión sino más bien de todo lo contrario. El hecho de que por otra parte cada vez más potencias accedan a este armamento incrementa el peligro, mientras también crece la posibilidad de que grupos o estados terroristas sin escrúpulos lleguen a hacerse con él.

La población debe tomar conciencia de esta realidad y asumir la responsabilidad de la que parecen carecer tales dirigentes, reclamando en todas partes el fin de la "era nuclear" y el desarme atómico global. Por nuestro bien y el de nuestros sucesores en este planeta.

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