Ambos bandos defienden su causa, uno no saldrá vencedor. No es una guerra, pero a buen seguro, alguien ya ganó su particular batalla política. Nunca se ha pronunciado tanto la palabra Cataluña en este país. Principal quebradero de cabeza. Hasta en la sopa.

Mas hay unos términos que por su exceso de mal uso, han caído en la sinrazón. "Estado dictatorial". "Estado totalitario", claman. ¿En serio son capaces?

Resulta innegable que en su joven democracia la libertad de expresión ya ha vivido días mejores, pero a todas luces, una dictadura resulta algo bien distinto. Todos lo recordamos; el control estatal de los medios de comunicación, la falta de libre circulación, la inviolabilidad de domicilio al descubierto.

¿Qué pensarán al oírles hablar de dictadura, los familiares de los desaparecidos en aquellos nefastos paseíllos? ¿A quiénes registraban sus casas con patada en la puerta, en busca de los libros malditos de Lorca o Unamuno? Tiempos en blanco y negro, y bien agradecidos que ahí se hayan quedado.

Solo por respeto a las víctimas, ya no ha lugar a la comparación. Hoy no vivimos ni de lejos en una nación así.