Sobre el bipartidismo hay demasiados ejemplos en el panorama internacional -y vienen todos de las democracias más asentadas- como para anatematizar el bipartidismo sin más razonamiento que el no es bueno. No es bueno, ¿por qué?

El bipartidismo, en sí mismo considerado, no es bueno ni malo en tanto que surgido de la voluntad de los ciudadanos. En todo caso será mejor o peor la actuación, en el gobierno o en la oposición, de los dos partidos dominantes, pero nunca podrá juzgarse su trayectoria por el simple hecho de que haya dos partidos con muchos más votos que otros.

Es comprensible que Rivera e Iglesias pretendan acabar con la hegemonía de los dos únicos partidos que han gobernado en la España democrática, pero a lo mejor se da la gran paradoja de que el bipartidismo pretendan protagonizarlo ellos.

Y entonces, seguro que ya no sería tan malo.