Una adivinanza envuelta en un misterio dentro de un enigma. Así denominó Winston Churchill a Rusia. Valido para los cuatro elementos del conjunto que conforman el país más extenso del planeta; eslavo europeo, caucásico, pacífico y Urales - Siberia. Tan grandes que los neo imperios EEUU, Unión Europea y China no pueden permitirse que sean fuertes, pero ellos aceptarán el desafío. Controlando más petróleo, gas, carbón y madera que la suma de sus tres rivales.

En una propia supremacía arquitectónica, de poderosa red de oleoductos y gaseoductos, carreteras y redes comerciales, aquello verdaderamente importante en la era de la globalización. Deberá Rusia evitar primero su aislamiento geográfico, no quedándose varada en Eurasia, como guardián custodio de los llamados istanes postsoviéticos sin salida al mar. Sobre todo Kazajistán y Turkmenistán, siempre en peligro de combustión, como asimilados Balcanes de la zona. Cabe recordar que excepto Afganistán, ninguno de estos istanes tiene más de un siglo de antigüedad, pero en la ruta de la seda que sirvió de paso entre este y oeste resulta todavía cuantiosa la deuda rusa con estos estados.

Las fuerzas zaristas miraron al sur para compensar la derrota en la guerra de Crimea, y su conquista junto a su asimilación llevó a reclutar a toda la población y ganado para el esfuerzo de Rusia en la Primera Guerra Mundial, produciendo ropa y alimento a gran escala. Después de la guerra civil rusa, se recompensó a los istanes con la colectivización, convirtiéndose en la base para la fabricación de armamento militar para la Segunda Guerra Mundial.

Pero, ¿quién será el líder euroasiático en este siglo? ¿Rusia o China? Su segundo galimatías a resolver procede de la región de Siberia y el extremo oriente, cinco veces más grande que la Rusia europea, donde sus frágiles fronteras se han estirado y contraído miles de kilómetros a lo largo de los siglos. Ciudades olvidadas para el resto del país durante la época soviética, han cerrado por la masiva despoblación debida a las temperaturas extremas, donde hete aquí su superpoblada vecina China, demanda sus recursos tales como el zinc, níquel, diamantes y oro, junto a los grandes caladeros de pesca y bosques madereros.

Una vez más, pese a las maniobras militares conjuntas a gran escala, Rusia y China han de disputarse el liderazgo de esta franja geográfica. Pero donde puede generar más incertidumbre es precisamente en su lado más palpable, el fronterizo a la Unión Europea, allí donde se concentran tres cuartas partes de su economía.

San Petersburgo o su capital Moscú, enseñan músculo con más millonarios que Nueva York, pero dos terceras partes de los rusos de un extremo a otro de la vasta nación todavía viven cerca del umbral de la pobreza. Su actual y creciente problema con Londres, que recuerda al espionaje de episodios caducos de la Guerra Fría, acusaciones por su supuesta intrusión en las elecciones norteamericanas, amén de sus propios comicios y su participación en conflictos armados como el de Siria, tan censurados por la crítica internacional, delimitarán su posición futura en el nuevo orden geopolítico mundial.

Porque quizás nunca se haya ido, pero la irresolución del destino de la madre Rusia, parece más cercana al regreso de su eterno Zar.

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