Han pasado cerca de seis años desde que el anterior presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) diera a conocer su particular y polémica solución para salir de la crisis, consistente en trabajar más y cobrar menos. Sin embargo, en una de las naciones con menor índice de corrupción y mayor nivel de bienestar general en términos globales como es Nueva Zelanda, parece ser que la aplicación experimental de la jornada laboral de cuatro días semanales durante los meses de marzo y abril de 2018, ha tenido resultados positivos para la empresa y los trabajadores donde se puso en práctica, pues ha favorecido la conciliación de la vida personal, familiar y laboral; ha contribuido a reducir el estrés y ha mejorado la satisfacción y la productividad de los empleados. Es decir, la innovación y actualización social parece aportar mayores beneficios que la permanencia en un recipiente de conservante que, en ocasiones, incluso está caducado.