El amor es una fuerza tan invisible como real que mueve a la unión. Es a los seres humanos lo que la gravitación universal a la materia, un irrefrenable poder de atracción que actúa a distancia en un principio pero que produce un progresivo acercamiento que culmina en fusión. Con la diferencia de que en nosotros este estado de compenetración no está garantizado, puede romperse y, paradójicamente con la misma energía, tornarse en su contrario -el odio- en cualquier momento y por casi cualquier causa. Todo ello hace que el amor humano sea a la vez estimulante y arriesgado. Quizás la satisfacción de los amantes no provenga solo, como se dice, del baño de oxitocina que riega sus cerebros, sino del alivio por la superación, al menos de momento, de los peligros que los acechan.

El enamoramiento como tal (esto es, el período de aproximación previo a la consolidación de la unión) es un estado excitante compuesto de incertidumbre y esperanza en el éxito del proceso unitivo; pero cuando este se produce finalmente y se asienta, comienza otra etapa, de mayor estabilidad pero sometida al desgaste de la costumbre. Es en esta meseta emocional donde se pone a prueba la verdad del amor. Para sobrevivir a ella no basta la pasión inicial, que se va reduciendo con el tiempo. Tiene que haber algo más: la aceptación y el aprecio del ser del otro en su singularidad. Spinoza enseña que amar es querer ser la causa de la alegría del amado. Y nada nos alegra más que el reconocimiento y la valoración de nuestra persona por parte de aquellos a quienes también nosotros valoramos.

Recordar esto no está de más cuando, como en estas fechas pasadas, el amor se convierte, por arte del marketing, en un reclamo publicitario más para la venta y el consumo de artículos que, independientemente de su precio material, no pueden proporcionan por sí mismos la auténtica felicidad que nos da sentirnos reconocidos y apreciados. Escuchar, comprender y animar al otro son, con mucha diferencia, los mejores regalos que le podemos hacer por San Valentín y durante el resto del año.

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