En España se estima que casi 4 de cada 10 jóvenes sufren sobrepeso u obesidad. Hoy en día todas las familias están al tanto de este problema. Pero la verdadera pregunta consiste en por qué disponemos de tanta variedad de productos artificiales, como bollería, golosinas o refrescos, sabiendo lo perjudiciales que pueden llegar a ser.
Nosotros mismos cuando vamos al supermercado podemos analizar con exactitud qué producto consumimos o compramos y, sin embargo, toda la población incluye en su dieta algún alimento de este estilo, por no hablar de la inocencia con la que los niños ingieren este tipo de comida en el almuerzo o para merendar por la tarde.
En el día a día se pueden encontrar en las cafeterías de los centros educativos, en máquinas expendedoras de gimnasios o lugares de trabajo? Esto desemboca en el consumo desmesurado de azúcar que con el tiempo repercute en nuestra salud.
Como estudiante, tengo acceso libre a este tipo de alimentos en la cafetería del instituto, percibo que con el paso del tiempo van incrementando su oferta y venta y disminuyendo la de frutas y productos más saludables. Con esto me refiero a que:
¿Es posible que estemos viviendo bajo un engaño sobre lo que nos convine o no?
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