Cuenta la leyenda que la primera legislación sobre seguridad vial la promulgó el papa Bonifacio VIII allá por el año 1.300 quien, tras establecer el primer Año Jubilar, se vio desbordado por las multitudinarias peregrinaciones a Roma que colapsaban los viales de acceso. Acudió entonces a una antigua costumbre romana, según la cual todas las personas y carros que utilizaran la Vía Apia debían hacerlo por la izquierda de la calzada, para evitar que los de ida fueran tropezando con los de vuelta. Y aunque, tras la Revolución Francesa, se cambió de mano -salvo en el Reino Unido y algunos países más-, lo cierto es que la norma de circular por la derecha, sigue vigente. Sin embargo, parece que la mayoría lo ignora porque, al suspenderse parcialmente el confinamiento y lanzarnos casi todos al recreo, nos comportamos como aquellos peregrinos del año 1.300: ocupando todo el ancho del vial y tropezando unos con otros. Es imposible avanzar guardando la distancia social, aunque se haga zigzagueando, porque siempre ha de haber alguien que viene de frente por la mano contraria. Y yo me pregunto, ¿será tan difícil guardar la derecha y así poder cumplir con la norma de la distancia social?

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