Durante esta crisis del Covid-19, son muchos los sectores afectados: autónomos, pymes, grandes empresas, etc. Pero hay un colectivo, del que raramente se hace referencia: los desempleados que no se han podido acoger a los ERTE.

Ninguna de las medidas aprobadas por el Gobierno en Consejo de Ministros ha ido en beneficio de un enorme número de personas, las cuales ven agotarse, día tras día, su prestación por desempleo en un mercado laboral comatoso, con la imposibilidad que eso conlleva para buscar un empleo. Pero este hecho no solo dificulta el encontrar empleo durante el estado de alarma, porque si lo pensamos, ¿qué opciones reales habrá de encontrar empleo después de la pandemia? Si tenemos en cuenta el número de empresas acogidas a un ERTE, con la obligación de mantener a sus empleados durante 6 meses, y la cantidad de autónomos que han tenido que cerrar su negocio, los pocos que permanezcan activos, ¿qué capacidad de contratación real tendrán? Sinceramente cuando todo esto termine, el futuro pinta muy negro para este colectivo, el cual en su gran parte saldrá del estado de alarma sin ningún ingreso. La pregunta que yo me hago, es si no sería de justicia social que se equipararan las medidas a todos los desempleados. Si en caso de ERTE, no necesitas tener el mínimo trabajado que se te exige para cobrar la prestación, no descontándose días de prestación (vaya por delante que me parece bien esa decisión), ¿por qué no igualamos esa medida a quienes sí han trabajado para obtener ese derecho y paramos el reloj de la prestación?