"Aunque no te lo creas, soy mucho más joven que tú". Es Julio Iglesias en pleno rendimiento: próximo, campechano y buen conocedor del show business. Un campeón, en su propia jerga. Asume con profesionalidad la entrevista, pese a que prevea preguntas incómodas. "Me ayudáis a que venga la gente a verme". En Valencia cierra este viernes la etapa española de su gira. Luego, Israel, Canadá...

-Sesenta y cinco años. ¿Se ha dado cuenta de que es la edad de jubilación en España?

-Sí, pero conozco jubilados de treinta años y activos de noventa.

-¿No se plantea la retirada?

-No. No me siento jubilado, porque tengo la pasión y la fuerza por cantar. Yo me voy a jubilar cuando me jubilen, pero como la gente y yo estamos aún compinchados... Cuando se jubile la gente que me sigue, lo haré con ellos.

-¿Qué le cuentan sus hijos del mundo de la música actual, tan diferente al que usted vivió en sus comienzos?

-Imagino que tanto Enrique como Julio notarán diferencias, pero Enrique es campeón y los campeones boxean en todos los rings y nadan en todas las aguas.

-Imagine qué estampa: todos los Iglesias en un escenario..

-Como un sueño. Pero la realidad es mucho más complicada. Mis hijos tienen una independencia y juegan en sus campos y lo hacen muy bien. Yo no los voy a obligar a jugar en los míos porque sería un padre ingrato. Si surge alguna vez la oportunidad emocionalmente, que no profesionalmente, buscaríamos un día. Pero tendría que ser muy emocional. Profesionalmente no creo que nos juntemos nunca porque tenemos caminos tan diferenciados.

-¿Se ha calmado su libido? Lo digo por aquello de las 3.000 mujeres que habían visitado su cama. No sé por cuántas irá ya...

-Del cuento a la verdad hay más distancia que entre la fantasía y la propia vida. No voy a ir puerta por puerta diciendo que aquello es mentira, pero cuando lo leí hace años me miré al espejo y me morí de carcajadas. Dije: "¡Qué barbaridad, qué suerte tengo de que se crean estas cosas!" Las leyendas, cuando las tratas de destruir, se hacen más grandes. De cantar a practicar sexo todos los días hay una gran diferencias. Ahí tiene el titular (ríe).

-Incluso había tres tipos que decían haberle superado...

-Dejémoslo. Hablemos de mi vida profesional. De mi vida emocional sólo puedo decir que tengo cinco hijos maravillosos y estoy feliz... Tengo mucha suerte en la vida, porque es una suerte tener hijos a mis años y tener gente que te quiera tanto como mi familia. Estoy tranquilamente feliz.

-¿No me daría un consejo de seductor?

-Si supiera darle consejos no estaría usted en la redacción, estaría cantando este viernes que viene en Valencia conmigo. ¿Se atreve? Elija la canción que quiera.

-Ni pensarlo, por el bien de todos? Julio, ¿recuerda aquel mitin en Mestalla en 1996 con Aznar, Rita, Zaplana. ¿Lo haría otra vez o cree que involucrarse políticamente es un error?

-No es un error. Todos los españoles debemos tener posturas políticas en momentos determinados. Tengo mucho cariño por Zaplana y por Aznar, y también por Felipe y por Manuel Chaves... Y por Carrillo... Y por Bono, al que conozco y quiero mucho. Mis apetencias políticas pueden variar. A mí lo que me gusta es el Derecho Administrativo y creo que una política con un Derecho Administrativo fuerte es mucho más importante. La política en sí ha perdido mucha importancia, sobre todo entre aquellos que vamos creciendo ya. Pero hay que ser amigo de tus amigos, porque si no eres un cretino.

-No para de dar conciertos en 2009. Hoy en día, tal y como está el mundo del disco, ¿es la única vía de negocio en esto de la música?

-No es negocio. Para mí, no existe en la música. La música es mi vida y el negocio es sentarme en mi casa y tratar de ver cómo estamos en la Bolsa, qué se puede comprar. Ése es el negocio. Si llenara los estadios de 100.000 personas, pues sí, pero si no...

-Otros artistas han tenido que bajar su caché, ¿Julio Iglesias ha tenido que hacerlo? ¿Lo haría si es necesario?

-De lo que gano en los conciertos de esta gira, los gastos sumarán el 80%. Pero no tiene importancia, porque lo más importante de cantar es volver a cantar.