-Su familia emigró y usted descubrió el mundo del cine en Venezuela.

-A los 15 años fui ayudante de publicidad en una de las mayores distribuidoras de películas de América Latina. Fui ascendiendo y llegué a vicepresidente. Después, empecé a llevar coproducciones con México, a ayudar al cine venezolano que empezaba... y conocí a Rómulo Gallegos e hicimos una coproducción de Canaima. Llevaba a muchos artistas españoles: Carmen Sevilla, Lola Flores, Paquita Rico, Joselito, Marisol... les preparaba las campañas para América.

-¿Es cierto que descubrió a Julio Iglesias como cantante?

-No lo descubrí pero le ayudé bastante. Cuando regresé a España me dediqué a distribuir cine español en Latinoamérica y en un lote iba La vida sigue igual. Yo solía mandar a los artistas a presentar las películas y estaba rodando Os galegos, un documental un poco crítico.

-¿Es el que llevó a Ánxela Bugallo para que lo subvencionara?

-No, no es esa historia.

-¿Qué proyecto le rechazó?

-Memorias dun neno labrego.

-¿Sigue sin colocarla?

-En 17 años no conseguí ayudas.

-¿Y amenazó con tirar unos rollos desde una torre de la catedral de Santiago?

-Algo de eso pasó. Quería hacer algo porque esta buena señora me dio una subvención que, después, por la legislación que había...

-¿Se refiere a Bugallo?

-Sí, un desastre, no tuvo la gentileza de recibirme. Le dije que era una señora que no pensaba más que en peinarse y en cambiar de modelito cada día. Y le devolví la subvención que me dio. Es la primera vez en la historia del cine español que un productor devuelve una ayuda.

-¿De cuánto era?

-De 300.000 euros. La mayoría de los productores cogen el dinero y corren. Pero haré la película.

-En los sesenta se dedicó a distribuir cine de arte y ensayo.

-Soy uno de los pioneros que todavia vive. Traje cuatrocientas y pico películas, se dice pronto. Y monté un laboratorio de subtitulado que entonces no había. Traje El sirviente, de Losey, que fue un éxito increíble; Jules y Jim, de François Truffaut. Truffaut era muy amigo mío y cuando iba a París me quedaba en su casa... Traje de Schlöndorff La repentina riqueza de los pobres de Kombach. Fui socio suyo en Alemania para distribuir cine y luego yo traje aquí las películas de todos los directores del nuevo cine alemán.

-En 1977 hizo una especie de No-Do de la democracia, el Noticiario Cinematográfico.

-Sí, con Pedro Costa, que ahora ha vuelto a hacer una serie de crímenes en televisión y creó Interviú, que nadie se acuerda de eso, y Julián Marcos. Hacíamos filmaciones clandestinas y las pasábamos en los colegios mayores, en sindicatos... En el primer documental salía Felipe González cuando todavía era Isidoro, con una pinta de gitanillo de Triana que ni te cuento... Ya se había muerto Franco pero si te trincaban ibas al trullo. Yo estuve dos veces en el trullo.

-¿Por qué?

-Intentamos reventar el sindicato vertical de cine, con mi amigo González Sinde, el padre de la ministra. Estaba también Querejeta y otros muchos pero nosotros éramos las cabezas visibles. A mí, como era socialista, me metieron 24 horas en la Puerta del Sol, pero a Sinde, como era comunista, el pobre, le metieron tres meses.

-También ha sido realizador de TV: Ha nacido una estrella.

-Con la humorista gallega excepcional Beatriz Carballal.

-¿Gallega?

-Sí, es gallega, yo creo que es de A Coruña. Como Libertad Lamarque, aquella que cantaba tangos. Era de Ortigueira. Bueno, había nacido en América pero sus padres eran de allí y ella tenía tierras. Ahora, precisamente, estoy escribiendo sobre Eva Perón, que tuvo un problema de celos con Libertad. Hice O barco da memoria esquecida, que es la aventura de los emigrantes que van a Argentina en 1945, y ahora estoy escribiendo la continuación, Che, gallego, la historia de un niño gallego que conoce a Evita y a mucha gente...

-Pero usted es famoso por haber hecho cine porno.

-¿Famoso? Yo soy un trabajador, un un obrero del cine y la película que vale es siempre la que estoy haciendo o voy a hacer.

-¿Lo del porno fue en la época del destape?

-No era porno, eran películas S. Era esculturismo, cuerpos bonitos.

-¡Hombre! tiene títulos como Los pornoaficionados.

-Pero no es lo que tú estás pensando, era el gancho para la gente. Era la historia de unos muchachos que creían que haciendo cine porno iban a ser famosos.

-¿Y Orgasmo y éxtasis, Mi sexo es porno, Sexos húmedos al sol, Coitos in blue?

-Sí, esas son X. Fue una apuesta que hice con mi amigo Jess Franco, Jesús Franco. Trabajábamos en el mismo estudio y con la misma moviola y apostamos quién hacía más películas X en una semana: yo hice cuatro y él hizo tres.

-¿Cuántas hizo en total usted?

-Como productor, 58, y 120 documentales. Como director, más de 20. Las firmaba con distintos nombres: Ismael González, Félix Barón, John Dacosta o Sam Costa.

-¿Cómo acabó la historia de Julio Iglesias?

-Yo estaba rodando en Playa América y distribuía las películas de Ceásero González y me encontré con un amigo que estaba con Julio Iglesias. Julio iba a cantar en A Ramallosa, ya no encontraba buenos contratos y estaba en una pensión. Yo lo invité al Parador de Baiona. Le dije si quería ir a presentar a América su película y me dijo que encantado, que después de eso ya no tenía más trabajo. Desde el hotel comuniqué con un amigo de Radio Caracas TV y le pedí que lo contratara. Le dije a Julio que había un contrato de 5.000 dólares, y así fue. Se fue para América y no volvió.