Dieciocho años después de la visita que Fidel Castro realizó a Galicia, tierra natal del padre del que fuera presidente de Cuba, el director gallego Manuel Fernández Valdés (Pontevedra, 1979) recrea sus pasos a golpe de hemeroteca y de bota en el documental Fraga y Fidel, sin embargo, cuyo estreno está previsto para finales de este año. El entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, fue su anfitrión durante las dos intensas jornadas (27 y 28 de julio de 1992) que el líder cubano vivió en la comunidad y que Fernández califica como un "encuentro sentimental de dos mitos contrapuestos".

El equipo de Fraga y Fidel, sin embargo, que produce la gallega Bambú Producciones, se encuentra en estos momentos rodando en Láncara (Lugo), donde nació el padre de Castro, reconstruyendo su periplo por tierras gallegas a partir de los testimonios de las personas que tuvieron alguna relación con esa visita.

"Nos interesa plasmar la impresión de las personas con quienes se cruzaron, el recuerdo que tienen de ella, qué opinan tanto de Fraga como de Castro y cómo entienden que dos personas políticamente contrarias estuvieran tan próximas", explica Manuel Fernández, que narra este viaje a modo de diario, en primera persona. "Me gustaba que mi voz estuviese presente, que no fuese una voz aséptica, y que todo lo que nos hemos encontrado esté presente, desde la gente a la taza donde Castro bebió vino", explica.

Casi medio centenar de personas cuentan la visita de Castro, desde el entorno más cercano a Fraga hasta los empleados de los establecimientos hosteleros donde se hospedó el líder cubano, quienes les sirvieron la comida, los vecinos de Láncara y los grupos que gritaban a su paso "Fidel, Galicia está contigo".

Un artículo en un periódico, que planteaba la contradicción de este "encuentro sentimental" con las políticas contrarias de ambos mandatarios fue el punto de partida del proyecto. "El tema del documental es la relación que tenemos con el poder y cuánto de verdad hay en el mito", argumenta el realizador.

Según Fernández, los colaboradores por aquel entonces de Manuel Fraga sostienen que se trató de una visita meramente personal. "Una parte del entorno más cercano a Fraga intenta quitar el matiz político a esta visita y asegura que fue estrictamente personal, ya que los dos líderes tienen en común el fenómeno de la emigración", asegura el realizador. Este documental, sin embargo, intenta encontrar las otras razones que impulsaron tan peculiar encuentro.

"Los padres de ambos emigraron a Cuba, La única diferencia es que el de Fraga regresó y el de Fidel se quedó. Sin embargo, a mí me cuesta creer que ésta sea la única razón de un encuentro entre un presidente de Gobierno y un presidente de una autonomía, que fue diplomático y jefe de la oposición", asegura el realizador, que recuerda que en 1992, tras la caída del muro de Berlín y el final de la URSS, la Cuba de Castro vivía su peor momento histórico.

"Castro, que había llegado a España para participar en la Cumbre Iberoamericana que se celebraba en Madrid, tenía mucho que ganar paseándose por el país. Más extraño es que Fraga fuera su anfitrión en Galicia porque todas las personas cercanas a él nos han hablado de su gran sentido de Estado, y de hecho fue a él a quien más problemas ocasionó esta visita, que después justificó con la liberación de varios presos políticos en Cuba", recuerda.

¿Y qué poso dejaron ambos mandatarios entre quienes compartieron con ellos algún momento de aquella visita fugaz? Según el realizador, los entrevistados califican a Fraga como una persona sentimental y que valora la emigración a Cuba de su familia, mientras que del ex presidente recuerdan que era "muy alto y muy simpático". Y quienes en su día fueron partidarios de la revolución cubana, reafirman su posición, a pesar de que la figura de Castro como político se ha desgastado desde que abandonó la presidencia.

El documental se detiene también en los tópicos que rodearon aquel encuentro. "Hubo gaitas y salsa, empanada y queimada, algo muy clásico en la época de Fraga", recuerda el realizador, para quien esta visita tuvo muchos elementos cómicos, que también se destacan en este trabajo.

Según añade, quienes vivieron esta visita de una u otra forma se acuerdan perfectamente de ella y de con quienes compartieron aquellos momentos. "Al ser un hecho relativamente reciente, teníamos el paraguas de las cadenas de televisión y de los periódicos, donde encontramos muchos datos sobre personas que estuvieron presentes, pero éstas nos han conducido a otras y así hasta casi cincuenta", narra Fernández, que debutó en el cine documental con Manuel y Elisa, rodado en O Rosal hace tres años.