A nadie le asusta hablar de sexo, lo que queda patente en el rico vocabulario que lo envuelve. El catedrático de Filología Inglesa Félix Rodríguez ha reunido más de 6.200 entradas en un Diccionario del sexo y del erotismo, que acaba de presentar en la Universidad de Alicante, donde imparte docencia.

-¿Cómo surgió la idea de hacer un diccionario dedicado al sexo y al erotismo?

-El diccionario consta de 6.200 entradas.Yo vengo trabajando en una línea de investigación muy relacionada con el argot y he publicado algunos libros sobre esta temática.

-¿De dónde ha sacado tanta palabra?

-De múltiples fuentes. Todo lo que encuentro en diccionarios, novelas, foros de internet, trabajo de campo... También he hecho mis propias consultas cuando las metáforas que explico son complicadas. He consultado a novelistas, páginas blancas... mareo a mucha gente.

-¿Series como Sexo en Nueva York son una buena fuente de documentación?

-Sí. En esta serie, por ejemplo, aparece la palabra fukfriend, que en español se ha traducido como 'follamigo', aunque los jóvenes también hablan de 'amigo con derecho a roce' y expresiones similares.

-A la vista de todos los términos que ha reunido en su publicación, ¿cree que nuestro lenguaje sexual es rico?

-El vocabulario ha sido rico, es rico y continuará siendo rico porque el tema es importante, está en la conversación diaria, es una de nuestras obsesiones y uno de los aspectos ineludibles de nuestra vida diaria. Es un lenguaje más rico de lo que la gente puede pensar. Además, se renueva constantemente. Con decir que ya tengo tres páginas para una nueva edición del diccionario.

-Una riqueza que queda patente, según su libro, en la gran cantidad de sinónimos que usamos para referirnos a una misma palabra.

-Sí, solo el pene y la vagina tienen más de 200 sinónimos cada uno de ellos en el léxico actual, ya que mi diccionario incluye palabras desde 1950. Si nos remontamos a fuentes antiguas, hay muchas más.

-Lo malo es que muy pocos de estos términos llegan después al Diccionario de la Real Academia de la Lengua.

-La Real Academia de la Lengua siempre va a remolque de los cambios sociales, aunque algunos de ellos acaban haciendo su entrada. Si no fuera así, la gente no entendería de lo que se escribe. Lo que ocurre es que algunos términos son muy informales y no llegan al común de las personas. Además, hay que entender que el Diccionario de la RAE impone una selección, no puede incorporar las miles de palabras que cada día se utilizan en la calle.

-¿Cuál es el término más antiguo que ha registrado usted en el diccionario?

-Términos como 'pederasta', que viene de la pederastia griega, que era la persona que tenía relaciones sexuales con un joven y que no es exactamente lo mismo que ahora. También hay expresiones antiguas como 'ninfomanía' o 'derecho de pernada' que son de hace varios siglos. Más antiguas son las palabras 'joder' y 'puta', que vienen del latín, de los primeros siglos de la era cristiana.

-¿Y los términos más curiosos del libro?

-Me ha llamado la atención, por ejemplo, la expresión 'pantalón para sordomudos', y es que de la misma manera que el hombre marca su paquete, la mujer también tiene una manera de marcar su órgano. También el 'frontón' o la 'sartén', como una forma de nombrar el perineo, esa parte erógena entre el ano y la zona genital. Es una metáfora muy plástica, porque la sartén es donde se estrellan los huevos y el frontón donde se estrellan las pelotas.

-Hablar de sexo es algo habitual hoy en día. ¿Recoge su diccionario términos de los años en los que no era tan común y había que andarse por las ramas?

-Sí, hay un léxico muy rico de la época del franquismo, por ejemplo 'la querida', 'poner un piso', 'tener un plan' o, por ejemplo, "meublé", que era un piso donde iban las parejas a hacer el amor, bien pagando a modo de prostitución o por parte de parejas que no tenían otra forma de acostarse. Viene del francés 'piso amueblado'.