-'Todo el universo no puede aplastar esta individualidad mía'. Comienza su libro con una cita del poeta bengalí y Nobel, Tagore. ¿Por qué?

-Suelo poner pocas citas en mis libros; cuando las elijo es porque me gustan y con un criterio afectivo. Describe bien lo que pienso.

-Lo dedica a los que no se aman lo suficiente o a los que se han olvidado de hacerlo, ¿qué porcentaje de población estima que puede estar afectada?

-El porcentaje de personas con baja autoestima puede estar en torno al 30% de la población mundial. No han sido educadas para quererse a sí mismas. Y un porcentaje de los que sí se quieren a sí mismos, han perdido la capacidad de autoestima quizás por el trajín de la vida, quizás ante situaciones de adversidad.

-¿Una persona tiene el motor interno para cambiar la adversidad por sí misma?

-Digo que existe algo que se llama 'locus de control interno', que es la capacidad de discriminar y diferenciar cuando las cosas dependen o no de ti. Y cuando las cosas no dependen de ti y están fuera de tu control hay que dejarlas ir. Si dependen de ti y valen la pena, entonces lucha. La sabiduría no está en luchar hasta suicidarse en el intento, si no en saber decidir cuándo.

-¿Cómo calibrar el amor a uno mismo y el egoísmo sin pasarse de frenada?

-Los estudios dicen que todas las personas que tienen buena autoestima tienen más en cuenta a los demás. Tienen más auto respeto, humildad y dignidad. Es sentirse merecedor de las cosas. Una persona narcisista, por el contrario, es egocéntrica y se cree el centro del universo; es ególatra, con un espíritu de grandiosidad y se vuelve egoísta. Pero tiene que haber una predisposición. No hay tantos narcisistas y no lo es quien quiere.

-Dice usted que es importante enseñar a un niño a que no se autocastigue.

-El autoconcepto tiene tres puntos: Que no te autocastigues. Continuamente estamos criticándonos. Lo normal es tener una autocrítica razonable y felicitarme a mí mismo cuando hago bien las cosas, pero con mucha frecuencia nos castigamos y se ve normal. Es un culto al dolor, nos gusta y la gente lo aplaude. Prendemos velas al sufrimiento y le rezamos. Y eso está mal, porque una persona que se auto castiga acaba deprimida. Y otro punto es ponerse metas inalcanzables, imposibles. Uno debe partir de las fortalezas que tiene; ponerse metas inalcanzables lo que hace es frustrarte. Es una moda de la nueva era, de la posmodernidad que dice 'busca lo imposible para alcanzar lo posible', pero no es así. Y el tercer elemento es la autocrítica. Lo ideal es criticar la conducta, pero no la valía personal. Decir 'me equivoqué' es distinto a 'soy un fracasado'.

-¿La sociedad está compuesta de seres más agresivos o es que somos más susceptibles?

-En culturas avanzadas ha cambiado el respeto y un elemento es aceptar las minorías y las diferencias.

-¿Cómo frenar la carga de todo lo estético en la sociedad, que acaba por convertirse en yugo?

-Parece que el mundo está hecho para los flacos porque desde el marketing se favorece eso y la desnutrición en la pasarela a pesar de que existan tallas grandes. Lo importante es trabajar la autoimagen.

-¿Piensa que aún está por hacer una revolución estética de la mujer?

-Yo no lo llamaría revolución, sino desapego de los criterios estéticos tradicionales. Tanto en los hombres como en las mujeres y en la juventud. Frente a eso, establecer tus propios criterios de belleza personal. No puede haber 'expertos en belleza' porque es relativa. No se puede confundir lo biológico con lo cultural: Creer que vales por lo que aparentas. Es difícil porque estás compitiendo con un bombardeo permanente que dice que vales por tu belleza física, así que hay que desapegarse y liberarse.

-La autoestima fuerte es independiente. ¿No ofende quien quiere, sino quien puede?

-Es una lucha y tensión constante. Quien tiene una buena autoestima va a marcar territorio ante cualquier cuestión que implique la autodestrucción.

-¿Es necesario tocar fondo para comenzar a quererse?

-No. Hay muchos caminos. A veces la crisis es una oportunidad para el cambio, pero puede ser simplemente el hastío, el cansancio, ponerse metas nuevas o revisualizar la vida. No necesariamente tiene que haber una situación límite. Buda hablaba del cansancio: Uno se cansa de ser estúpido, de sufrir. Sin embargo, hay quien toca fondo y no tiene fondo... sigue y sigue... Hay gente a quien le cuesta mucho. Quien tiene problemas de autoestima, a lo mejor con leer un libro le entra la lucidez, o a lo mejor necesita pedir ayuda.