-Cuando escriben ustedes tantos libros sobre la felicidad, organizan congresos y debaten tanto, ¿es que la cosa no está clara?

-No tan clara, no. Con eso no quiero decir que no abunde. Es algo natural, forma parte del instinto de conservación y gracias a que nos sentimos razonadamente felices, o satisfechos, seguimos viviendo, tenemos hijos y la humanidad continúa. La felicidad viene en nuestros genes. Luego entra la cultura. En la europea, sobre todo en España, está mal visto declararse feliz. En Estados Unidos se glorifica, la gente creyente cree que cuanto más feliz eres, más probabilidades tienes de ir al cielo, algo que choca con lo que a mí me enseñaron.

-Circulan miles de definiciones sobre la felicidad.

-Por eso cuando la estudiamos decidimos en primer lugar no usar esa palabra, sino satisfacción con la vida en general, causa menos shock. Pero aunque no nos pongamos de acuerdo, todos reconocemos la felicidad cuando la sentimos. No tenemos tampoco un aparato para medirla. Tenemos que preguntar.

- Y resulta que un 85-90% se declara muy satisfecho...

-Las notas suelen ser altas, 7-8 sobre 10.

-¿En medio de esta crisis?

-Sí, sí. Suele ocurrir que, cuando se pregunta por la nota que se daría al resto del mundo, sea inferior a la personal. Nuestro cerebro nos ayuda a sentirnos mejor que el resto. La crisis es tremenda, pero uno puede organizar su vida, minimizar el impacto, hacer algo por mejorar su situación. El situar el control en uno mismo es muy satisfactorio. El miedo, la falta de control, te paraliza.

-¿El miedo es uno de los peores enemigos de la felicidad?

-Exactamente. El miedo con sentimiento de indefensión. Si estás en un avión y sale humo, puedes levantarte del asiento y salir. Si te dicen que tienes cáncer, puedes colaborar con el tratamiento. Está demostrado que si tú piensas que puedes, lo vas a intentar.

-¿Es verdad eso de que las mujeres vivimos más porque hablamos mucho?

-Bueno, no está demostrado. Sí es cierto que viven siete años más. Los hombres y las mujeres son igualmente felices, estadísticamente hablando. Lo que ocurre es que la mujer en general se siente más cómoda hablando de su estado de ánimo. Pero cuando se le pregunta, la mujer no suele darse más nota que el hombre.

-¿Definitivamente no asociamos dinero con felicidad?

-No, tú preguntas de dónde sacas la felicidad y el 90% te va a nombrar las relaciones afectivas. Otros el trabajo, que antes era un castigo de Dios. Sobre todo es importante sentirse útil.

-¿Usted es feliz?

-Yo diría que tengo un nivel de satisfacción de 8 o 8,5.